Navidad 2015

Carta Circular del Superior General

 

Navidad 2015

“Misericordiosos como el Padre”

 

A TODOS LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA DE SAN JUAN DE DIOS

 

Mis queridos Hermanos, Colaboradores y amigos:

 

Os envío a todos mi felicitación de Navidad con mis mejores deseos de salud y de paz, especialmente en este año en el que la violencia, la guerra y el terrorismo han seguido golpeando con fuerza nuestro mundo, dejando muchos refugiados, muchas personas que huyen buscando una nueva tierra para vivir y muchas muertes que degradan cada vez más la convivencia y la dignidad de los seres humanos.

 

No obstante las señales de oscuridad y desaliento que nos llegan, la Navidad nos resitúa en el camino de la esperanza, pues como proclama la segunda lectura en la misa de Nochebuena “Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres” (Tt 2,11). El amor y la misericordia de Dios es más fuerte y más grande que el pecado y el mal. El Niño de la Navidad en el que Dios se encarna es quien nos lo revela y lo hace presente, es la señal que nos invita a acoger la llegada de nuestra salvación y a comprometernos con ella, para que llegue a todos.

 

Con la apertura de la Puerta Santa, el Papa Francisco dio inicio en Roma el pasado 8 de diciembre, al Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que tiene como lema “Misericordiosos como el Padre”.

En la bula de convocación del Año Santo[1], el Papa nos indica que la Misericordia es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado. Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón (n. 2).

 

Desea el Santo Padre que a todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros. Como dice Santo Tomás de Aquino “Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia”. Palabras que muestran cuánto la misericordia divina no sea en absoluto un signo de debilidad, sino más bien la cualidad de la omnipotencia de Dios (n. 6).

 

Continúa el Papa Francisco: La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. También para llegar a la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar, cada uno deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación. Esto será un signo y un estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros (n. 14).

 

La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia... La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo (10). Es mi vivo deseo, dice el Santo Padre, que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. En este Jubileo la Iglesia es llamada a curar aún más las heridas de la humanidad, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención (n. 15).

 

A través de la Navidad se expresa de manera extraordinaria el amor, la misericordia y el compromiso de Dios con la humanidad, haciéndose hombre en Jesús, que con sus palabras, sus gestos y su vida revela la misericordia de Dios, es el rostro de la misericordia del Padre (n. 1). La hospitalidad juandediana es un reflejo privilegiado de la misericordia de Dios, que todos los que formamos la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios somos llamados a vivir con todos los seres humanos. Practicar la misericordia y la hospitalidad con nuestros semejantes, especialmente con los enfermos, con los pobres y con quienes sufren cualquier tipo de exclusión y vulnerabilidad, es hacer vivo y real en cada momento el misterio de la Encarnación, es decir la Navidad.

 

Invito a todos a vivir el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, como una oportunidad para gustar el amor y la misericordia de Dios, para convertir nuestros comportamientos poco misericordiosos y para crecer en el compromiso de hospitalidad con las personas que vivimos y asistimos cada día. Invito a todos, a mi el primero, a reconciliarnos con Dios, con los demás y con el mundo. A pedir perdón y aceptar el perdón de los demás. Os invito también a que el Año Santo esté presente en nuestras reflexiones y en los programas de formación de nuestras Comunidades, Centros y Provincias de la Orden.

 

Deseo para todos, Hermanos, Colaboradores, Voluntarios, Bienhechores y amigos de la Orden, enfermos y asistidos en nuestros Centros, y para todas vuestras familias, unas felices fiestas de Navidad. Para todos los Hermanos y Colaboradores que estos días estaréis junto a los enfermos y a las personas asistidas en los Centros, especialmente el Día de Navidad, mi más sincero agradecimiento y reconocimiento, ya que en este día, como siempre hacéis, seréis un vivo reflejo de la Navidad, de la presencia de la gracia de Dios entre nosotros.

    

¡En nombre de toda la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios de la Curia General,  Hermanos y Colaboradores, os deseo a todos una Feliz Navidad y un próspero año nuevo 2016, presidido por la misericordia y la hospitalidad!

 

 

Hno. Jesús Etayo

Superior General



[1] SS.Francisco. Bula Misericordie Vultus (El Rostro de la Misericordia). Roma, 11 abril 2015

 
 

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