Me llamo Savio. En 1956, soñaba con ser miembro de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Me gustaba la espiritualidad de la Orden, porque era modesta y testimoniaba el valor de la vida terrenal y de la vida eterna. Algunos de mis amigos me habían hablado de la Orden y me habían dicho que cuidaban de las personas sin ningún tipo de discriminación. Entusiasmado por sus palabras, fui a informarme sobre la Orden. Lo que aprendí sobre su espiritualidad y sobre las actividades de beneficencia que realizaba me llevó a entrar como candidato y, a continuación, a hacer la Profesión Solemne. Soy miembro de la Orden desde hace 56 años. Durante este tiempo, recibí la ordenación como sacerdote hospitalario, lo que me ha permitido vivir mi vocación hospitalaria en el nivel del que disfrutan los Hermanos que reciben la ordenación para realizar el servicio sacramental de la Comunidad y de las personas a quienes servimos, según sus distintas necesidades. Los distintos cargos que he desempeñado en la Orden en el curso de estos 56 años me han llevado a viajar fuera de Vietnam, de manera que he podido ver una parte del maravilloso panorama de Hospitalidad que los Hermanos y Colaboradores de la Orden animan y sostienen en todo el mundo.