San Benito Menni, cuyo nombre completo era Angelo Ercules, nació en Milán
el 11 de marzo de 1841. Dejó su trabajo en un banco para dedicarse, como
camillero, a los heridos de la batalla de Magenta. El 1 de mayo de 1860 ingresó
en el noviciado del hospital de Santa María d’Aracoeli en Milán, hizo su
profesión en 1864 y fue ordenado sacerdote en 1866. A los 26 años, partió a
España con la difícil tarea de hacer renacer la Orden, tras el triste período
de las supresiones napoleónicas y los regímenes políticos anticlericales que se
habían sucedido hasta sus días.
Lo logró a pesar de muchas dificultades, pero el padre Menni, convencido de sus buenas razones y fortalecido por su profunda comunión con Cristo y con la Iglesia, supo resistir las adversidades y continuar su fecunda obra de servicio a la sociedad y al Reino de Dios. En diecinueve años como Provincial, fundó quince obras. Con su restauración e impulso, la familia religiosa también renació en Portugal y México.
Luego fue visitador apostólico de la Orden y también Superior General. En 1881, el Padre Menni supo aprovechar maravillosamente algunas virtudes inherentes a la espiritualidad de su Orden, fundando una nueva congregación de religiosas dedicadas al cuidado de las mujeres enfermas mentales: las Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
Murió en Dinan, Francia, en 1914, pero descansa en Ciempozuelos, en su España. Es santo desde 1999 y, por tanto, gloria de la Orden de los Fatebenefratelli, que tiene en él un ejemplo luminoso en el servicio a los enfermos, identificados con Cristo.