Ayer por la tarde, a las 18:09, con cierta sorpresa, asistimos a la
fumarola blanca. En pocos minutos, la plaza de San Pedro, ya abarrotada de
fieles, se llenó de inmediato ante el anuncio de la elección del nuevo
Pontífice.
Se percibía toda la espera por el fatídico «Habemus papam» y la curiosidad
por descubrir quién había sido elegido entre los 133 prelados, cuyos nombres
habían circulado en los días previos al cónclave. El nuevo Papa, el cardenal
Robert Francis Prevost, religioso agustino y primer estadounidense en la
historia en ocupar este cargo, es el 267º obispo de Roma y ha elegido el nombre
de León XIV. La elección recuerda a su predecesor, León XIII, autor de la
encíclica Rerum Novarum de 1891, considerada la magna carta de la doctrina
social católica, centrada en los derechos de los trabajadores y la promoción de
la justicia social.
Entre sus numerosos cargos, el cardenal Prevost fue obispo de la diócesis
de Chiclayo, en Perú, desde 2015 hasta 2023, lo que él mismo recordó,
visiblemente emocionado, desde el balcón de las Bendiciones. Y durante su
episcopado, visitó nuestra Clínica Pediátrica «San Juan de Dios», precisamente
en Chiclayo, dejando una huella imborrable con su humildad y dedicación a la
comunidad.
Durante la última audiencia del papa Francisco, el pasado mes de enero, con
el nuevo Consejo General, el Superior General Hno. Pascal Ahodegnon y el Hno.
Joaquim Erra Mas, Consejero General, mientras esperaban ser recibidos por el
Papa, conversaron con el cardenal Prevost, que también esperaba reunirse con el
Pontífice. Un encuentro profético.
Su nombramiento marca el inicio de un nuevo camino para la Iglesia,
trayendo consigo esperanza de renovación y continuidad con los valores sociales
promovidos por su predecesor, el papa Francisco.