La Nueva evangelización y la hospitalidad a las puertas del tercer milenio

Evolución de la vida religiosa de la Orden desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días, prospectivas de futuro

I

 

I. LA NUEVA EVANGELIZACION y LA HOSPITALIDAD EN LOS UMBRALES DEL TERCER MILENIO

 

Evolución de la Vida Religiosa en la Orden Hospitalaria desde el Concilio Vaticano 11 hasta nuestros días y perspectivas futuras

Curia General, Roma - 1993/1994

 

 

INTRODUCCION

 

Este documento es el fruto de un largo trabajo en el que han participado muchas personas. La idea del mismo surgió en la reunión de Superiores Mayores de la Orden, celebrada en Roma del 19 al 22 de Octubre de 1992, en la que se decidió elaborar, como preparación del Capítulo General de 1994, un documento que recogiera el camino realizado en la Orden desde el Concilio Vaticano JJ hasta hoy y trazar la trayectoria de futuro de la Orden, bajo el título "La Nueva Evangelización y la Hospitalidad en los umbrales del Tercer Milenio" Con el subtítulo: "Evolución de la vida religiosa en la Orden Hospitalaria de S. Juan de Dios desde el Concilio hasta nuestros días y perspectivas futuras".

 

La Comisión Preparatoria del Capítulo General, nombrada por el Consejo General, consideró oportuno encargar a una subcomisión la elaboración de un documento sobre dicho tema, que fue terminado en una reunión tenida en Fusagasugá (Colombia), los días 3 al 9 de agosto de 1993. Después de ser analizado por la Comisión Preparatoria se presentó a las Comunidades y Colaboradores para su estudio. Las indicaciones y las propuestas de cambio que surgieron de este estudio las examinó la subcomisión, que hizo una síntesis, destinada a ser evaluada en sus" diferentes puntos en el Capítulo General de 1994. Finalmente, el Capítulo, tras aceptar algunas propuestas y rechazar otras, lo aprobó de manera definitiva.

 

El documento consta de cinco Capítulos:

 

1. La doctrina del Concilio en la medida que ha tenido una incidencia en nuestra vida.

 

2. Una presentación en la misma línea del Magisterio postconciliar.

 

3. Nuestra respuesta, como Orden a la exigencia de renovación del Concilio.

 

4. La presentación del grito de la Iglesia que se está llamando a sí misma a una Nueva Evangelización.

 

5. El enfoque que queremos dar a nuestro futuro, respondiendo a la Nueva Evangelización, con la Nueva Hospitalidad.

 

Tanto en la evaluación de lo que la Orden ha realizado, como en la orientación de nuestro futuro, hemos intentado ser realistas y conscientes de nuestra historia: la "que hemos vivido y la que estamos llamados a vivir.

1

El Concilio Vaticano 11 y las líneas fundamentales para la Iglesia y la Vida Religiosa.

 

1.1.

El Vaticano 11 como fenómeno sociológico y teológico en la Iglesia.

 

Mucho se ha escrito acerca del tema. Nos basamos en las ideas del mismo Juan XXIII, tomadas de la Constitución Apostólica promulgada el 25 de diciembre de 1961, por la que convoca el Concilio.

 

Parte, de la grave crisis en que se encuentra la humanidad, la cuallle-'

vará consigo grandes cambios. Ve un desequilibrio entre el progreso técnico y científico y el progreso espiritual. Juan XXIII no tiene por ello un concepto pesimista de nuestro tiempo, sino que ve en él 'no pocos indicios, que le llevan a la esperanza de tiempos mejores para la Iglesia y la humanidad.

 

Presenta el Concilio como un momento en el que la Iglesia anhela fortalecer su fe, dando mayor eficacia a su sana vitalidad. Será momento para aclarar ciertos principios doctrinales y de ejemplos de caridad.

 

El Concilio ofrece a los hombres de buena voluntad la posibilidad de que fomenten pensamientos y propósitos de paz.

Es consciente que la Iglesia no tiene una finalidad primordialmente terrena, no obstante no puede desinteresarse en su camino, de los problemas relativos a las cosas temporales ni de las dificultades que de éstos surgen.

 

Pensamos que el Concilio fue una gran experiencia de (e para la Iglesia y sus contenidos han iluminado la fe de sus miembros. Partiendo de esta luz, la Orden inició un camino de renovación, que hemos evaluado en este Capítulo General, para abrimos al futuro desde nuestra identidad, como poseedores del carisma de la hospitalidad, para el bien de la Iglesia y de nuestra sociedad, en el servicio a los enfermos y necesitados.

 

1.2.

Lumen Gentium.

El nuevo concepto de Iglesia: Apertura allaicado.

 

La Constitución Dogmática sobre la Iglesia "Lumen Gentium", consideradael documento fundamental del Concilio Vaticano 11, desarrolla y completa !a doctrina que sobre la Iglesia comenzó a fonnular el Concilio Vaticano 1, bruscamente interrumpido en 1869.

 

Manteniendo una continuidad doctrinal con lo que se pretendía haber realizado en el siglo anterior, tiene un tono mucho más pastoral y ecuménico, inicia la elaboración de una teología dellaicado y abre horizontes hacia la posición de la Iglesia frente al mundo moderno. Fue promulgada el 21 de noviembre de 1964 por Pablo VI.

La Iglesia se presenta como misterio, como sacramento, como comunidad. Partiendo de las diversas imágenes bíblicas, se da un cambio fundamental en la presentación de su función como el instrumel"Jto de salvación querido por Jesús para la humanidad.

A la hora de definirla toma toda su prevalencia la figura del pueblo de Dios, como nuevo pueblo con el que se establece alianza, participante del sacerdocío común de Jesucristo por el bautismo, enriquecido por diversos carismas, con una funcíón universal y misionera. La actividad misionera de la Iglesia ha sido desarrollada por el Concilio en el Decreto "Ad Gentes".

 

Dentro de este pueblo se da un tratamiento especial a los fieles laicos, contribuyentes al bien de la Iglesia desde su carácter secular que les es propio y peculiar, correspondiéndoles por vocación el obtener el Reino, gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Están llamados por Dios para que, desempeñando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico, contribuyan ala santificación del mundo desde dentro, a modo de fermento. Un tratamiento específico del tema se ha realizado en el Decreto "Apostolicam Actuositatem" del mismo Concilio.

 

Pensamos que la nueva eclesiología ha influido positivamente en la forma de orientar nuestra vida y de sentirnos Iglesia, resaltando el valor de la

presencia de los laicos en las estruc- . turas humanas, que hemos tenido en consideración para integrarlo en nuestras estructuras.

 

1.3.

Forma de estar en el mundo: Gaudium et Spes.

 

La Constitución Pastoral "Gaudium . et Spes" fue aprobada por el Concilio

. Vaticano 11 el día 7 de diciembre de 1965, después de haber sido profundamente estudiada y reelaborada en las tres sesiones conciliares.

 

El contenido de la misma es muy amplio, pero tiene un planteamiento único que lo califica. La Iglesia se define como puesta al servicio del hombre, afirma que nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. Se siente íntima y realmente solidaria del genero humano y de su historia. Por eso se dirige a todos los hombres con el deseo de anunciarles cómo en tiende su presencia y acción en el f mundo actual.

 

Tiene ante sí la entera familia humana con el conjunto universal de las realidades entre las que vive. Quiere dialogar con ella de todJS sus problemas, aclarárselos a la luz del Evangelio y ofrecerle la fuerza salvadora que ha recibido de su Fundador. Es

. la persona del hombre la que hay que salvar. Es la sociedad humana la que hay que renovar.            .

 

Sin entrar en el análisis de los diferentes problemas, dos cosas resaltaríamos por la incidencia posteríor en nuestra vida. La primera: la Constitución hace un planteamiento humanizante del serde la Iglesia, de su estar al servicio del hombre abordando temas fundamentales de su identidad: dignidad, conciencia, libertad, respeto, igualdad, etc. Por otra parte, ha tratado una serie de temas que están relacionados con nuestra misión: los interrogantes profundos del hombre, la muerte, el progreso, la cultura, el desarrollo económico, etc.

No cabe duda que muchos de los planteamientos seguidos en el proceso de nuestra renovación y en el esfuerzo por responder a las exigencias actuales de nuestro apostolado, han estado motivados por esta filosofia.

 

1.4.

Principios sobre

la Vida Religiosa emanados de los Documentos Conciliares: Lumen Gentium 43-47

y Perfectae Caritatis.

 

La Lumen Gentium presenta la Vida Religiosa como un estado particular en la Iglesia distinto del de los clérigos y del de los laicos, por su naturaleza favorecedora del desarrollo de la persona humana, de la purificación del corazón, de la libertad espiritual, del fervor de la caridad. Resalta el ser de la consagración a través de los consejos evangélicos.

Exhorta a trabajar según las fuerzas y la forma de la propia vocación en la oración y en el ministerio apostólico para la consolidación y extensión del Reino.

 

La Vida Religiosa es un símbolo que atrae a los miembros de la Iglesia a cumplir sin desfallecimiento los deberes de la vida cristiana. Liberados de las preocupaciones terrenas, capaces de testimoniar la vida nueva y eterna conquistada por la redención de Cristo, los religiosos deben tener solicitud y cuidado para que la Iglesia a través de sus vidas presente al mundo a Cristo.

 

Define que el estado constituido por la profesión de los consejos evangélicos, aunque no pertenece a la estructura jerárquica de la Iglesia, pertenece sin embargo de manera indiscutible, a su vida y santidad.

 

La Iglesia eleva la profesión religiosa a la dignidad de estado canónico y con su acción litúrgica la presenta como un estado consagrado a Dios.

El Perfectae Caritatis parte teniendo en cuenta lo que el Concilio ha dicho en la Lumen Gentium sobre "Los Religiosos" pero con la finalidad de que su presencia en la Iglesia redunde en su mayor bien proponienpo los principios para una adecuada renovación:

 

"La adecuada renovación de la vida religiosa comprende a la vez, un retorno constante a las fuentes de toda vida cristiana y a la primigenia inspiración de los institutos y una adaptación de éstos a las cambiantes condiciones de los tiempos" (PC 2).

 

Se presenta el Evangelio como norma suprema de vida. Se exhorta a mantener el espíritu y propósito de los fundadores y las sanas tradiciones, a participar todos los institutos en la vida de la Iglesia, a promover en cada uno de ellos el conocimiento de los hombres y de la realidad actual de nuestra sociedad, impulsando una renovación espiritual.

 

Los criterios de renovación son:

 

Adaptación de la manera de vivir, orar y trabajar a las actuales condiciones físicas y psíqui

cas de los miembros y a las necesidades del apostolado, exigencias de la cultura y circunstancias sociales y económicas.

.

Revisión de la forma de Gobierno de los institutos.

.

Revisión de las Constituciones, Directorios, libros de costumbres, preces y ceremonias y otros códigos por el estilo. No a la multiplicación de leyes.

 

Afirma que una renovación eficaz sólo puede obtenerse por la cooperación de todos los miembros del instituto. La fundamenta en la vida espiritual.

 

A los institutos de vida apostólica les dice que su misma acción pertenece a la naturaleza de la vida religiosa, por eso toda la vida de sus miembros debe estar imbuida de espíritu apostólico, y toda la acción apostólica, informada de espíritu religioso.

 

Dirigiéndose directamente a la vida religiosa laical, confirma a sus miembros en su vocación y les exhorta a que ajusten su vida a las exigencias actuales.

Da criterios con respecto a los consejos evangélicos, la vida común, el hábito religioso, formación, conservación, acomodación y abandono de las obras propias, fomento de las vocaciones, ete.

 

Consideramos que el Perfectae Caritatis ha sido el Decreto que mayor movimiento ha creado dentro no sólo de nuestra Institución sino en toda la Vida Religiosa para la Renovación. Así lo pretendía el Concilio y así ha sido. Tendremos que valorar la profundidad de esta renovación y, superando lo que haya sido meramente accidental, llegar a vivir lo que la Iglesia espera de nosotros como Hermanos de San Juan d~ Dios.

 

1.5.

La Reforma Litúrgica: Sacrosanctum Concilium.

 

Es la primera Constitución que aprueba el Concilio, después de habertenido un proceso de elaboración muy participativo, que denota la importancia que daba al tema y como siempre, la exigencia también de renovación. Entró en vigor en febrero de 1964, cuando aún no se había iniciado la tercera etapa del Concilio.

 

Motivó en la Iglesia y también en la Orden un gran movimiento de renovación, con el fin de adaptamos a los principios que desde la Constitución se emanaban. El sentido en sí de la Liturgia; el sacramento de la Eucaristía, con la importancia que se le ha dado a la Liturgia de la Palabra; el oficio divino; el año litúrgico, etc. Son todos temas que fueron abordados por el texto conciliar y que los fieles hemos tratado de encamar en nuestra expresión litúrgica.

 

El hacer un análisis de nuestra realidad en el presente nos lleva a valorar, hasta qué punto nos hemos quedado en exterioridades o si la Reforma propiamente litúrgica, nos ha ayudado en el sentido de profundizar el misterio de Cristo. Posiblemente después de los cambios del Concilio, pecamos actualmente de un abandono de los temas litúrgicos y sería bueno retomar toda su fundamentación, para darle en nuestra vida espiritual el sentido que merecen.

 

 

2.

El Magisterio de la Iglesia post-conciliar sobre la Vida Religiosa y su Misión.

 

2.1.

Ecclesiae Sanctae: Normas para la ejecución del Decreto

Perfectae Caritatis.

 

En la Introducción de este documento, promulgado a primeros de agosto de 1966, Pablo VI dice que el Concilio Vaticano 11, exigía que se estableciesen normas y directrices, para las necesidades creadas por él.

 

Al publicarlas, promueve un período en el que la experiencia daría también fundamentación para la revisión y enmienda del Derecho Canónico.

 

Abarca esta publicación el ámbito de cuatro Decretos Conciliares, entre ellos el Perfectae Caritatis.

 

Basados en estas exigencias, la Orden inicia un proceso de renovación de las Constituciones, elaborando al mismo tiempo 105 Estatutos Generales y promoviendo la vitalidad espiritual y apostólica de 105 Hermanos, Colaboradores, Amigos y Enfermos.

Para llevar adelante esta tarea tiene en consideración 105 criterios que se presentan para la adecuada renovación, así como 105 elementos que cita, necesitados de adaptación y renovación.

 

2.2.

Evangelica Testificatio: Exhortación Apostólica de Pablo VI

sobre la renovación de la Vida Religiosa según las enseñanzas del Concilio.

 

Está publicada el 29 de junio de 1971. Para nosotros ha tenido el valor de la frescura. Es el primer documento de contenidos que sobre la Vida Religiosa se escribe después del Vaticano 11. Es un documento pensado, trabajado y que aporta conceptos nuevos en orden a la forma de interpretar la Vida Religiosa en el mundo actual.

 

Presenta la Vida Religiosa como un testimonio evangélico que manifiesta a 105 hombres la supremacía del amor de Dios y de 105 valores del Reino. Refuerza el sentido de su presencia en la Iglesia, hasta tal punto que manifiesta que, quitado este signo, se correría el riesgo de que se enfriase la caridad que anima a la Iglesia entera, de que perdiera fuerza de penetración el maravilloso y paradójico mensaje salvífico del Evangelio, de que la sal de la fe se disipase en un mundo que camina a la secularización.

 

Hace una invitación a superar ciertos elementos que son exteriores, a aligerar ciertas costumbres de rigorismos y sobrecargas y a realizar todas las adaptaciones que sean necesarias. Afirma Pablo VI que sigue con atención todos 105 esfuerzos de renovación que se realizan y que han sido queridos por el Concilio.

 

Aborda muchos temas propios de nuestra vida, con mucha claridad, con contenidos nuevos y trazando unas líneas que después han sido recogidas como principios en las Constituciones de 105 Institutos y en el mismo Derecho Canónico.

 

Para nosotros ha sido fuente de renovación espiritual de nuestras vidas e inspiración del texto de nuestras Constituciones actuales.

 

2.3.

Evangelii Nuntiandi: Exhortación Apostólica

de Pablo VI sobre la Evangelización del mundo contemporáneo.

 

Escrito un año después de la Asamblea General del Sínodo de los Obispos de 1974, a los diez años de la Clausura del Concilio, trata el tema de la Evangelización en el mundo moderno, de una forma muy acertada.

 

Es uno de los mejores documentos del Magisterio de Pablo VI y prueba de ello es que está teniendo vigencia hasta nuestros días.

 

Toma en consideración cuatro cuestiones fundamentales: ¿qué es evangelizar? ¿cuál es el contenido de la evangelización? ¿quiénes son sus destinatarios? y ¿cómo hay que evangelizar hoy?

 

Entra en temas fronterizos como pueden ser el del evangelio en relación con el desarrollo, la liberación, las estructuras, la política, etc. Resalta entre otros el gran valor del testimonio y de los contactos personales de cara a la evangelización. Todo ello ha ayudado al cambio que se ha dado en la Iglesia, pasando de el misionar a la Evangelización.

Al presentar los agentes de la evangelización dice que los religiosos tenemos en la vida consagrada un medio privilegiada de evangelización eficaz. Testigos de la santidad desde el radicalismo de las bienaventuranzas. Presenta nuestra vida como una predicación elocuente capaz de tocar incluso a los no cristianos de buena voluntad, sensibles a ciertos valores.

 

Resalta la dedicación de tantos religiosos al anuncio de Cristo, enjuiciando su apostolado como rico de originalidad, imagipación y generosidad.

 

2.4.

Mutuae Relationes:

Notas directivas para las relaciones entre los obispos y los religiosos en la Iglesia.

 

Es un documento emanado conjuntamente de la Sagrada Congregación de los Religiosos e Institutos Seculares y de la de los Obispos. La fecha de publicación es el 14 de mayo de 1978.

 

Tiene dos partes, una doctrinal, que en el caso de los religiosos, toca el tema de' la identidad y del carisma propio de los Institutos, que hay que custodiar, profundizar y desarrollar en sintonía con el Cuerpo de Cristo, en crecimiento perenne, teniendo presente los dones personales que cada religioso recibe del Espíritu.

La segunda parte tiene un sentido más práctico refiriéndose al campo formativo, al aspecto operativo y a la coordinación, en función de la realización de un buen apostolado.

Varios de estos aspectos han sido asumidos tanto en nuestro Derecho como en nuestro estilo de vida para responder a las exigencias de nuestra vocación, teniendo una fuerte repercusión sobre todo en el tema de la Formación Permanente, en la Pastoral de la Salud y en el apostolado en la Iglesia local, diocesana, nacional, etc.

 

2.5.

Doctrina Social de la Iglesia

 

El Evangelio tiene un mensaje no sólo religioso sino también social y la Iglesia ha estado implicada en las negesidades de la sociedad en las distintas fases de la Historia, tratando de salir al frente de los problemas existentes.

 

En esto la Vida Religiosa ha tenido un gran protagonismo, ya que sus distintas formas, sobre todo los Institutos fundados con una dimensión más apostólica, surgen motivadas por el Espíritu para dar respuesta a necesidades evidentes y urgentes, como signo de la presencia del Reino.

 

Nuestra Obra según la concibe Juan de Dios tiene el mismo principio. Tocado fuertemente por el Señor para darse a los demás, desde la experiencia de internamiento en el hospital Real de Granada, sale dispuesto a realizar una acción apostólica para que los enfermos sean tratados con verdadero humanismo y los pobres encuentren su espacio, que les dignifique humana y espiritualmente.

 

En la evolución histórica, los modelos de sociedad han ido mejorando y ha cambiado mucho la conciencia social de la misma. Ha hecho esto efectivo, según las posibilidades, una gran acción social organizada por los Estados aunque, como estamos experimentado actualmente, son muy fuertes los peligros de corrupción. Hoy nos encontramos con sociedades muy evolucionadas y otras en las que el desarrollo alcanzado es muy incipiente.

 

Nuestra presencia en los diversos países confirma esta realidad.

A finales del siglo pasado con la Rerum Novarum de León XIII y posteriormente de forma periódica, la Iglesia ha ido iluminando su acción social. Sobre todo, su mensaje ha sido más abundante en los últimos años con los Magisterios de Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo 11. Ha emitido principíos desde los que orientar la acción social, el trabajo y la consideración de los derechos fundamentales de la persona.

Somos una Institución sin afán de lucro y desde la buena voluntad siempre hemos actuado por el bien del enfermo y necesitado, aunque por el hecho de ser limitados no podemos decir que lo hayamos hecho sin errores. La evolución de las sociedades y el Magisterio Social de la Iglesia han iluminado nuestro ser. Si bien debemos avanzar en la profundización de sus criterios y en su aplicación en nuestras obras, podemos decir que hemos recorrido un camino de asimilación de los mismos y, por tanto, afirmar que dicho Magisterio ha tenido una incidencia en nuestra vida.

 


2.6.

Código de Derecho Canónico 1983.

 

Promulgado el 25 de Enero de 1983por Juan Pablo 11, hace una reforma del que fue promulgado en el año 1917.

 

Se estuvo trabajando desde años, recogiendo todo el pensamiento fundamental del Concilio Vaticano 11 y del Magisterio posterior hasta el momento de su promulgación.

Su publicación fue posterior a la elaboración de nuestras Constituciones definitivas. No obstante esto, pudimos manejar todo el material existente, previo a su aparición oficial, lo que hizo que inspirásemos en él todo nuestro' trabajo y pudiésemos integrar en nuestro Derecho, lo que concernía propiamente a nuestra vocación. .

 

En la reunión de Superiores Mayores del 19 al 22 de Octubre 1992 la Secretaría General presentó un Prontuario para el uso de la Orden, con las orientaciones concernientes a los

1emas jurídicos. Ha sido de gran ayuda para el trabajo de las Curias Provinciales.

 

2.7.

Salvifici Doloris.

Es una Carta Apostólica escrita por Juan Pablo 11, el 11 de febrero de 1984, sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano.

Su aportación está hecha después de haber pasado la experiencia del atentado y como consecuencia, del dolor, sufrimiento y posibilidad de pérdida de la vida.

Tiene dos partes, en las que aborda una antropología del sufrimiento y una teología del mismo.

 

Como planteamiento del Magisterio frente a la enfermedad y el dolor, no aporta especial novedad, sin embargo es la primera vez que la Iglesia presenta una reflexión sistemática. Es densa en contenidos, pero bien desmenuzada, contiene elementos que ayudan a la comprensión del sentido cristiano del sufrimiento y a vivirlo integrando el dolor en la vida de las personas, desde una visión holística de la realidad.

 

2.8.

Redemptionis Donum.

 

Es una exhortación apostólica de Juan Pablo 11 a los Religiosos y Religiosas publicada el 25 de marzo de 1984, poco más de un año después del Derecho Canónico.

 

Presenta una visión teológica de la Vida Religiosa con los temas fundamentales, sin descender creemos a aspectos prácticos y asumiendo la doctrina aparecida en la Iglesia en el reciente Magisterio a partir del Concilio Vaticano 11.

 

2.9.

Dolentium Hominum.

 

Es una Carta Apostólica, en forma de Motu Propio, escrita por Juan Pablo 11, el11 de febrero de 1985, por la que se instituye la Pontificia Comisión para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, cuya función es coordinar todas las instituciones católicas, religiosas y laicas, dedicadas a la pastoral de los enfermos.

 

Siguiendo con los mismos fines dicha Comisión toma la figura de Pontificio Consejo. El documento fundamenta la acción pastoral con los enfermos en un concepto integral del hombre que no puede ser atendido solamente en sus necesidades somáticas, sino también en su aspecto espiritual.

 

Para nosotros es expresión no sólo del sentido de nuestra misión, sino impulso para realizar en la Iglesia aquello a lo que estamos llamados por Cristo, en colaboración con los otros grupos que trabajan en la misma línea y desde los principios dimanados del Magisterio.

 

2.10.

Lineamenta para el Sínodo de la Vida Religiosa.

 

Se celebró en otoño de 1994 la IX Asamblea ordinaria del Sínodo, prácticamente al mismo tiempo que nosotros celebramos el Capítulo. El tema fue establecido por Juan Pablo 11 el 30 de diciembre de 1991.

 

Tras la consulta a diversos organismos y siguiendo las indicaciones del mismo Juan Pablo 11, el Consejo de la Secretáría General del Sínodo preparó el texto de los Lineamenta. Iba unido a un Cuestionario quepretendía promover entre los Pastores de la Iglesia y los interesados una reflexión en profundidad, de cara al debate sinodal.

 

Se presenta como un camino sinodal, que fue iniciado y continúa con la reflexión, la meditación y la oración de toda la Iglesia, para que los consagrados puedan alcanzar una toma de conciencia más profunda y un compromiso más auténtico, en la tarea de la Iglesia para la salvación del mundo.

 

Hace una llamada a la Vida Religiosa "a ser cada vez más generosa en la nueva evangelización del mundo actual, con sus situaciones múltiples Y variadas de personas, categorías Y culturas" (3).

 

Habla de la Vida Religiosa laical, presentándola como "una forma relevante de consagración en su expresión carismática, con una gran diversidad de servicios apostólicos y sociales en favor de la humanidad. Los religiosos laicos se abren a todos en el amor universal de Cristo, para suavizar el dolor de los débiles y enfermos, para salir al encuentro de los pobres y marginados, para contribuir a establecer la paz verdadera y la justicia en este mundo, en una comunidad fraterna universal que evoca el mismo nombre con el que son destinados, es decir «hermanos»" (21).

 

Como hemos leído de tantos ensayos realizados al respecto del texto de los "Lineamenta", es una presentación de la Vida Consagrada dentro de las solas coordenadas del magisterio oficial, lo cual presenta en sí innegables ventajas, pero al mismo tiempo supone un empobrecimiento considerable, dejando prácticamente de lado la gran riqueza de experiencia realizada portantos consagrados en las distintas partes del mundo. La vida consagrada en sí misma es vida y por tanto movimiento.

 

2.11.

Otros documentos

dimanados en la Iglesia para los Religiosos:

Vida de Oración, Apostolado, Formación, etc. '

 

2.11.1.

Religiosos y promoción humana.

 

Es un documento preparado por la Sagrada Congregación de Religiosos e Institutos Seculares y publicado el 1,2 de agosto de 1980.

 

Dado que los religiosos por su inserción en el seno de la Iglesia y su peculiar vinculación con su misión, han sido y continúan hoy siendo, particularmente sensibles y participantes en el apostolado de presencia, compromiso y actuación directa en la lucha por la promoción integral humana que caracteriza nuestro tiempo, se consideró oportuno dar criterios al respecto, pensando iluminar esta acción pero saliendo al paso de ciertas exageraciones.

Cuatro temas aborda el documento, de los cuales tres directamente inciden en nuestra forma histórica de respuesta dentro de la Iglesia: La opción por los pobres y por la justicia hoy, Las actividades y obras sociales de lOs religiosos, La inserción en el mundo del trabajo.

Las tres nos han llevado en nuestro proceso de renovación a realizar acciones y a cambiar nuestras actitudes.

 

Manteniendo una continuidad doctrinal con lo que se pretendía haber realizado en el siglo anterior, tiene un tono mucho más pastoral y ecuménico, inicia la elaboración de una teología dellaicado y abre horizontes hacia la posición de la Iglesia frente al mundo moderno. Fue promulgada el 21 de noviembre de 1964 por Pablo VI.

La Iglesia se presenta como misterio, como sacramento, como comunidad. Partiendo de las diversas imágenes bíblicas, se da un cambio fundamental en la presentación de su función como el instrumer¡to 'de salvación querido por Jesús para la humanidad.

A la hora de definirla toma toda su prevalencia la figura del pueblo de Dios, como nuevo pueblo con el que se establece alianza, participante del sacerdocio común de Jesucristo por el bautismo, enriquecido por diversos carismas, con una función universal y misionera. La actividad misionera de la Iglesia ha sido desarrollada por el Concilio en el Decreto "Ad Gentes".

Dentro de este pueblo se da un tratamiento especial a los fieles laicos, contribuyentes al bien de la Iglesia desde su carácter secular que les es propio y peculiar, correspondiéndoles por vocación el obtener el Reino, gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Están llamados por Dios para que, desempeñando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico,

contribuyan a la santificación del mundo desde dentro, a modo de fermento. Un tratamiento específico del tema se ha realizado en el Decreto "Apostolicam Actuositatem" del mismo Concilio.

Pensamos que la nueva eclesiología ha influido positivamente en la forma de orientar nuestra vida y de sentirnos Iglesia, resaltando el valor de la

presencia de los laicos en las estruc- . turas humanas, que hemos tenido en consideración para integrarlo en nuestras estructuras.

2.11.4.

Hermano en los Institutos Religiosos Laicales.

 

Es un documento escrito por los Superiores Generales de los Institutos Laicales en enero de 1991, por tanto con la col~boración del Hno. Brian O'Donnell. Su objeto fue presentar la identidad específica del Hermano.

 

Da todo su sentido al valor de la vida del Hermano, cuya vocación responde a las necesidades de nuestro mundo: al servicio del Amor en nombre de Jesús, con todo lo que somos y todo lo que podemos hacer, testigos de una fraternidad posible en nuestro mundo dividido.

 

Presenta al Hermano como un buscadores Absoluto, debe intentarque

'Ia oración constituya una actitud normal en su vida, que tanto en su vida comunitaria como en el apostolado sabe cumplir su misión fundamental: la de hermanar.

 

3.

Incidencia en la Orden: Renovación para la Hospitalidad.

 

3.1.

Movimiento que se crea en la Orden como respuesta a las exigencias

del Concilio.

 

El Motu Propio "Ecclesiae Sanctae" que ha dado las normas para la aplicación de diversos Decretos del Concilio Vaticano 11, por lo que se refiere al "Perfectae caritatis", pide a los Institutos Religiosos convocar un Capítulo General especial, ordinario o extraordinario, en un período de dos o a lo sumo tres años. Dicho

Capítulo se puede realizar en dos.

sesiones, distanciadas entre sí nQ más de un año. Para su preparación solicita se realicen consultas a los religiosos, de la forma que se considere más oportuno (11. 1. 3 y 4).

 

Tiene la facultad de modificar de forma experiencial ciertas normas de las Constituciones. Dichas experiencias deben realizarse hasta el siguiente Capítulo General, que podrá prolongarlas pero no por un período mayor de seis años.

 

Partiendo de estos principios se promueve en la Orden un movimiento de Renovación, que había estado ya iniciado en algunos aspectos durante los primeros años del Generalato del P. Higinio Aparicio y anteriormente por el P. Moisés 80nardi.

 

3.2.

Renovación de

las Constituciones y elaboración de los Estatutos Generales.

 

3.2.1.

Constituciones y Estatutos Generales fIad experimentum": 1971.

Siguiendo las directrices dadas por el Ecclesiae Sanctae la Orden promueve un Capítulo General Extraordinario, con dos sesiones 1969 y 1970, orientado fundamentalmente a la renovación de las Constituciones y la elaboración de los nuevos Estatutos Generales, previa consulta a todCls los Hermanos de la Orden.

 

Aunque estas Constituciones siguen el esquema tradicional, tienen muchos elementos que les dan un sabor netamente postconciliar:

 

Integran la doctrina adecuada de los documentos del Concilio, así como de los que han salido ya del Magisterio en referencia al Concilio.

.

eliminan mucha de la parte normativa que pasa a constituir materia de los Estatutos Generales.

.

hacen una presentación positiva de los votos.

.

dan una gran fuerza al sentido litúrgico de nuestra fe.

.

promueven la acción misionera de la Orden.

.

integran conceptos nuevos de formación, el escolasticado, la formación continuada, la necesidad de los estudios especiales.

En los Estatutos Generales se crea el Secretariado General para las Misiones y se motiva a la institución de otros.

 

3.2.2.

Constituciones y Estatutos Generales: 1984

El Capítulo General de 1976 consideró que las Constituciones aprobadas después del Concilio Vaticano 11, no habían tenido suficiente tiempo para ser asimiladas y llevadas a la práctica por la Orden, por tanto con

sideró oportuno posponer la elabo-' ración de las Constituciones definitivas otros seis años.

Después de un gran trabajo de elaboración, con la participación de todos los Hermanos se llegó a un proyecto definitivo que se presentó al capítulo General de 1982 para su estudio y aprobación.

 

Han tratado de integrar la doctrina conciliar y el magisterio postconciliar, sobre todo en lo relacionado con la Vida Religiosa. También la experiencia vivida por parte de la Orden, durante los casi veinte años que nos separaban de la Asamblea Sinodal.

 

Estas Constituciones tienen un carácter eminentemente doctrinal, teológico, pero al mismo tiempo están llenas de vivencia y son accesibles al ser de todos los Hermanos. Se las ha presentado como nuestro libro de vida, llamadas a ser nuestro principal libro de oración. Se las ha definido como el Evangelio en clave de carisma.

Elementos que las definen serían:

.

la integración de los principios emanados no solamente de los Decretos Conciliares sino del Magisterio postconciliar.

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la toma en consideración de todos los criteri0s de la teología de la Vida Religiosa.

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el tener como fundamento una experiencia vivida por parte de la Orden durante doce años.

.

la presentación del Carisma, de la Espiritualidad y de la Misión de la Orden.

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la nueva definición del voto de Hospitalidad.

.

la apertura en el ejercicio de nuestro apostolado.

.

la importancia de ser comunidades de vida y la necesidad de una auténtica vida espiritual.

La aprobación de los Estatutos Generales no está sometida a un estu

dio tan estricto como el de las Constituciones, pero se realiza con el veredicto de los Capitulares, dejándolos a una Comisión de redacción para su presentación definitiva.

 

3.3.

Documentación de los Rvd.mos. PP. Generales Higinio Aparicio, Marie-Alphonse Gauthier, Pierluigi Marchesi, Brian Q'Donnell.

 

El P. Higinio Aparicio para la aplicación de las Conclusiones del Capítulo General de 1959, escribe una Carta Circular el1 O de enero de 1960, tocando tres aspectos concretos todos ellos relacionados con el ser del religioso: La vida espiritual, Reclutamiento y selección de vocaciones, Perfeccionamiento de la formación de nuestra juventud. Pretende realizar una simbiosis entre Vida espiritual y apostolado. Tiene como marco de fondo la Constitución Apostólica «Sedes Sapientiae». Al mismo tiempo da unas normas para los distintos Centros de Formación, instituyendo el Escolasticado.

 

El 10 de abril de 1966, escribe una carta que titula "El Estado Religioso Hospitalario a la luz del Concilio Vaticano 11" qüe surge de la repetida lectura de la Constitución Lumen 'Gentium y del Decreto Perfectae Caritatis para presentar a la consideración de los Hermanos, algunos puntos de la doctrina conciliar que después serán incluidos en nuestras Constituciones "ad experimentum". Termina haciendo una llamada a los Religiosos a renovarse según el espíritu del Evangelio: "no viene proclamada una reforma jurídica sino espiritual; una renovación interior de cuanto constituye la esencia del estado religioso. Si nos esforzamos por vivir los principios fundamentales recordados por el Concilio a los Religiosos, nuestro Santo Padre Fundador verá en nosotros, sus dignos sucesores, fieies a la Iglesia con el mismo ardiente amor, que él tenía por ella".

 

El P. Marie-Alphonse Gauthier dedicó parte del trabajo de su Generalato a promover la asimilación de las nuevas Constituciones según el espíritu de la Iglesia. En su presentación a la Orden el 8 de marzo de 1971 decía: "Os invitamos a estudiarias atentamente y a meditarlas para así vivirlas con fervor y alcanzar la meta que nos ha señalado el Concilio Vaticano 11, esto es: nuestra renovación personal y la de todas las Comunidades de la Orden Hospitalaria". Con el mismo sentir promovió la renovación del Ceremonial de la Orden publicado el 24 de Octubre de 1974, dando así respuesta a la exigencia de la Iglesia.

Tres son los documentos fundamentales que escribe el P. Pierluigi Marchesi en su Generalato: Las bases de la renovación, La Humanización y La Hospitalidad de los Hermanos de San Juan de Dios hacia el año 2000.

Escribe Las bases de la renovación, orientado a los Hermanos, para dar respuesta a lo que había pedido el Capítulo General de 1976, después de haber creado las comisiones "H" y "R" y de haber realizado en Granada, una reunión con los Hnos. Provinciales en Marzo de 1978. De ello nos ocuparemos posteriormente.

 

La Humanización, publicado en marzo de 1981, fue también ofrecido a la Orden por parte del P. General después de un encuentro con los Hnos. Provinciales dedicado a su estudio y enriquecimiento. La reflexión tiene en sí un doble planteamiento: el crecimiento personal de los hermanos como tales, de las comunidades llamadas a vivir según un ideal y el planteamiento de nuestra presencia en las obras desde una actitud humanizante: "Humanizarse para humanizar". En el documento

ha sido reconocido un denominador común, la humanización como base donde apoyar las actitudes de renovación personal y de la Orden. Por la incidencia que ha tenido en la vida de la Orden tendrá un tratamiento. posterior en nuestro análisis.

 

En La Hospitalidad de los Hermanos de San Juan de Dios hacia el año 2000 diseña un nuevo estilo de ser y de hacer para el futuro inmediato de la Orden. Situados frente al cambio de nuestra sociedad, aborda la necesidad de estar abiertos al Espíritu, a los tiempos y al hombre de hoy, lo que nos lleva a comprender las nuevas categorías de necesitados. Plantea un nuevo rol a realizar por los hermanos en la Iglesia y en la sociedad, por su forma de enfocar la vida, considerando la actitud de búsqueda como una posibilidad de renovación de nuestra hospitalidad.

 

El documento tiene un apéndice con el análisis de tres grupos, que propone como preferenciales destinatarios de nuestro carisma: los ancianos, los enfermos terminales y los tóxicodependientes.

 

Las dos intervenciones de mayor contenido del Generalato del Hno. Brian O'Donnell, han sido motivadas por la Celebración del Tercer Centenario de la Canonización de San Juan de Dios. "Siervo y Profeta" al inicio de esta celebración y "Juan de Dios sigue vivo" al final del mismo, presentado en Málaga en el marco de la Conferencia General y con la particularidad de que este último fue elaborado colegialmente por el Definitorio General.

 

En Siervo y Profeta, el P. General presenta bajo esta doble realidad la figura de San Juan de Dios y desde su experiencia quiere impulsar nuestra Vida Religiosa y el apostolado que el cuerpo de la Orden, Hermanos y Colaboradores, realiza. Orienta el futuro de nuestra vida desde el hecho de un testimonio profético; dando relieve a una actitud contemplativa de la vida, especialmente del sufrimiento y del dolor; teniendo a los pobres y marginados en el centro de nuestro servicio; desde una espiritualidad de la integración e interconexión global; desde un estilo de vida cada vez más simple; todo ello lo haremos con una apertura a otros religiosos y a los laicoS. Goncluye la reflexión presentando como valor clave el de la humanización. Nuestra vida religiosa ha tenido profundas transformaciones, pero tenemos que vivir con la confianza de que hemos vuelto de nuevo a las manos del alfarero.

 

Juan de Dios sigue vivo, es un mensaje dado a la Orden, que partiendo de la realidad, intenta hacer presente el signo de Juan de Dios con toda la fuerza de su vida, recordando los principios básicos de nuestra identidad. Presenta el contraste de nuestra vida con la sociedad de hoy, pero al mismo tiempo nos pide ser conscientes de que es la sociedad a la que tenemos que servir, queriendo salir al paso de ciertos problemas existentes. El clima de este mensaje es la trasmisión de ilusión y esperanza tanto a los hermanos como a cuantos constituyen el cuerpo de la Orden.

 

En la línea de ayuda a lo realizado como renovación en nuestra Orden, está el Informe de nuestro Superior General al Encuentro de Superiores Mayores, realizado en Roma del 19 al 22 de Octubre de 1992, después de la celebración de los últimos Capítulos Provinciales y en el que partiendo de la pregunta ¿Cómo van las cosas? afronta dos de los temas que considera más importantes, el de la renovación y el de las formas adecuadas de la hospitalidad.

 

Termina afirmando que, aunque la renovación no ha desaparecido del léxico de la Orden y de sus proyectos y es deseada y buscada por todos, debemos hacer una llamada fuerte a su necesidad y a buscar medios para su realización.

 

3.4.

Documentación de los Capítulos Generales: 1965, 1970,1976,1979,1982,1988.

El LVII Capítulo General, denominado en esta ocasión intermedio porque no llevaba consigo la elección del General, se celebró en 'Mayo de 1965. Se dedicó a estudiar las propuestas presentadas por los Hnos. Capitulares, en las que se veía de forma clara la incidencia que estaba teniendo en los Hermanos la doctrina conCiliar, a pesar de que el Concilio aún no había terminado.

 

El LVIII Capítulo General, denominado Extraordinario, fue celebrado en dos sesiones 1969 y 1970 Y estuvo todo él orientado a la elaboración de las Constituciones y Estatutos Generales, como Capítulo especial según las directrices del Ecclesiae Sanctae. En la segunda parte además de la aprobación del texto de las Constituciones, tuvo su fase electiva del nuevo Gobiemo de la Orden para el siguiente sexenio.

 

En el LlX Capítulo General, celebrado en Octubre de 1976, se aprobóel continuar con las Constituciones "ad experimentum" por otros seis años. La conclusión de profundizar los temas importantes por una Comisión nombrada a tal efecto y que preparara el material para llegar a las Constituciones definitivas, fue lo que dió paso al contenido del Capítulo Extraordinario de 1979. Tuvieron tratamiento todos los temas importantes de nuestra Vida Religiosa, según la documentación del Concilio y fueron aprobadas propuestas que sirvieron como base en los trabajos posteriores.

 

El LX Capítulo General celebrado en 1979 fue un Capítulo Extraordinario, convocado con el deseo de realizar un estudio del Carisma, según conclusión del Capítulo anterior.

 

Se usó una metodología nueva, en la que privó la aportación en los grupos más que los discursos en el aula, pero que dió un resultado positivo en cuanto al tratamiento de los temas propuestos.

 

Se aceptó todo un plan para la revisión de las Constituciones a promover desde una Comisión Central en las Provincias y Comunidades.

El Capítulo aprobó una nueva formulación del voto de hospitalidad ad experimentum, que después sería integrada en la redacción de las Constituciones actuales.

 

Delimitó los campos de acción en los que se distribuyó la Programación en: Apostolado, Estilo de Vida, Formación y Gobierno y Administración. Definió el problema fundamental de la Orden en aquel momento como "el desequilibrio entre la "lógica asistencialista" y la "lógica evangelizadora" que implica y comporta el carisma específico de la Orden.

 

Realizó además una programación por Objetivos y etapas a llevar a efecto después en la vida de las Provincias.

 

El LXI Capítulo General de 1982 no pretendió elaborar un nuevo plan de acción, sino revisar el de179, ponerlo al día, intentando hacerlo más funcional y ser más acorde con el nivel de las Provincias.

 

Al hacer presente una serie de aspectos positivos logrados en la vida de la Orden con el trabajo realizado eri los tres últimos años, constata también una serie de problemas a afrontar en función de mejorar. Con

siderando que con ello el Capítulo tenía una visión de conjunto llega a dilucidar como problema fundamental "la constatación preocupante de que el modo de insertamos actualmente en las obras asistencia les está en contraste con la forma que viviría y actuaría San Juan de Dios".

 

Su labor primordial estuvo orientada al análisis y aprobación definitiva de las Constituciones, intentando los Hnos. Capitulares identificarse con el texto, estudiarlo, dialogar sobre el mismo y llegar, superando ciertas dificultades, a su aprobación. Al final, el Capítulo nombró una Comisión para la redacción definitiva de las Constituciones. Los Estatutos sólo fueron tratados en el aula, en aquellos aspectos que estaban relacionados con el texto de las Constituciones.

 

El Capítulo aprobó además el que se llevasen programas desde los Secretariados Internacionales de Formación y Pastoral Hospitalaria, el que se nombrasen Coordinadores Generales de Misiones en Africa y Asia, el que se erigiese un Escolasticado Interprovincial en Africa Occidental.

 

El LXII Capítulo General de 1988 fue preparado con la elaboración de un documento titulado "La Hospitalidad, compromiso con el hombre"; siguió la metodología introducida en los dos anteriores y a cada una de las fases se hizo una introducción por parte del Hno. Presidente. Se trabajó también con la evaluación presentada por los Secretariados Generales.

 

Tras analizar aspectos positivos y negativos de la vida del sexenio, el Capítulo apuntó como problema principal en los Hermanos "la falta de vivencia del sentido apostólico de nuestra presencia entre los enfermos y necesitados". Lo presentó como un hecho preocupante porque desde el Capítulo de 1979 se viene evidenciando como permanente. Consideróimprescindible retomar el proceso de renovación, teniendo como centro la

Hospitalidad, según el estilo de nuestro Fundador (Fase de juzgar).

En la programación pretendió dar un impulso a la dimensión del Apostolado que la denomina Hospitalidad; privilegió en el sector de la Formación, la Formación Permanente y la Pastoral Vocacional; impulsó la Acción Misionera; dió un tratamiento

especial al tema de los Colaboradores -hay que decir que participan por primera vez ocho colaboradores como oyentes en una parte de las sesiones- y en el Area del Gobierno además del tema de la Animación presentó un plan de organización de

las estructuras de Animación de la Orden (Fase del actuar).

 

El Capítulo emplazó al Gobierno General a estudiar ciertos temas propios de los Estatutos Generales buscando soluciones adecuadas.

 

3.5.

Acciones en la vida de la Orden.

 

3.5.1.

Escuela Internacional de Espiritualidad y Misionología. Estudiantados Interprovinciales.

La Escuela Internacional de Espiritualidad y Misionología fue erigida en 1955 e inaugurada en 1956, durante el generalato del P. Moisés Bonardi; se regía por unos Estatutos propios, preparados por el "Oficio de Estudios e Información" y aprobados por la Sagrada Congregación de Religiosos. La Escuela se estableció, en los primeros cursos, en el

 

Hospital de San Juan Calibita.

La primera Carta Circular del P. Higinio Aparicio, en su segunda parte, da normas generales para los diferentes centros de formación. En el caso de la Escuela de Espiritualidad señala cuatro fines muy concretos: cultura teológica y espiritual, preparación de formadores, relaciones entre los hermanos de las diversas Provincias, aprendizaje del italiano. En lo referente a la sección de Misionología la presenta con la finalidad de preparar espiritual, moral y culturalmente a los Religiosos dedicados a las Misiones.

Asimismo tiene un apartado que versa sobre el "Estudiantado Interprovincial", promoviendo el que varias Provincias de la misma lengua, puedan constituir un Estudiantado Superior Interprovincial, cuya erección se debe realizar tras la aprobación del P. General con su Definitorio. Habla de que se erija en una casa donde haya una obra apostólica y que sea puesto bajo la guía de un P. Maestro a pesarde que todos los hermanos existentes estarán bajo la autoridad de un Prior local.

 

3.5.2.

Comisiones "H" y "R".

El Capítulo General de 1976, determinó el crear una Comisión con el fin de estudiar algunos puntos con respecto a la hospitalidad e integrarlos en las Constituciones definitivas.

A tal fin se realizó en Roma una reunión convocada por el P. General del 26 de Octubre al 2 de Noviembre de 1977, erigiéndose la Comisión H, cuya finalidad se centró en tres aspectos: el estudio del voto de hospitalidad, el estudio del carisma y del fin específico de la Orden y la preparación del contenido y de la dinámica del Capítulo General Extraordinario.

 

Consultando la documentación de la Comisión se ve que el P. General al constituirla tenía el convencimiento que estaba invitando a la Orden a poner en práctica el deseo del Vaticano 11: "la renovación auténtica de nuestro Instituto". Se elaboró un Anteproyecto que definía a la

 

Comisión H, titulado: "Sobre la renovación de la Orden en la vivencia y expresión de su carisma".

 

Se creía que al realizar el estudio del contenido del carisma, se estaba apoyando el proceso de renovación espiritual y la fraternidad de los Hermanos.

 

En la misma reunión se constituyó la Comisión R para la renovación.

 

3.5.3.

1979: Año de la Renovación. Cursos de Renovación.

 

En un Encuentro con los Hnos. Provinciales realizado en Granada a primeros de marzo de 1978, el P. General presentó para su consideración la reflexión titulada "Las Bases de la Renovación", que después fue orientada a toda la Orden, con fecha del18 de abril de 1978.

 

En la Introducción de su publicación el P. Marchesi proclamaba el año 1979 como "Año de la Renovación" que culminaría con la celebración del Capítulo General Extraordinario. Se realizarían organizados por las Comisiones "H" y "R", Cursos de Renovación, iniciándose con uno para dos Animadores de cada Provincia, en Roma en noviembre de 1978,

continuándose con reuniones de Superiores porgrupos lingüísticos y encuentros para la sensibilización de todos los hermanos.

 

El P. General consideraba su reflexión como una modesta, fraternal y meditada ayuda, para la puesta en marcha de esta renovación, personal y comunitaria de la Orden. Pensaba que el Año de la renovación, encontraría sus momentos fuertes, en el recurso a especiales oraciones, base y fundamento de la verdadera renovación y única cosa que puede darnos. la seguridad del éxito en cualquier proyecto. La reflexión era constituida de dos partes, las barreras que nos dividen y los elementos que nos unen.

 

3.5.4.

Los Secretariados Generales y la Comisión General

de Animación.

 

Los Secretariados Generales surgen en la Orden como apoyo a la tarea de Gobiemo y Animación del Hno. Ge

neral y su Consejo. En esta línea se . crean los Secretariados Provinciales.

Ya hemos apuntado que en las Constituciones de 1971 se habla del Secretariado General de Misiones (Const. 111 y 118) Y se promueve la creación de otros: Vocaciones, Formación, Pastoral Hospitalaria, Hospitalidad y Administración (EEGG. 255). La razón de crear estos Secretariados es la de "hacer nuestro apostolado específico cada día más actualizado y eficaz". Desconocemos si se llegaron a formalizar los mismos en la Curia General aunque

sabemos que empezaron a funcionar en algunas Provincias.

En el año 1978 al presentar "Las Bases de la Renovación", el Hno. Pierluigi Marchesi escribe una pequeña carta en la cual hace referencia a 'la organización de la Curia General con la creación de dos oficinas, una de ellas, la de Estudios y Formación y la creación también de cinco Secretarías: Pastoral Vocacional, Misiones, Pastoral Hospitalaria, Hospitales y relaciones con los Colaboradores Seglares. De ellas algunas empiezan a trabajar en seguida, sin embargo otras aún tienen que esperar al Capítulo del 82 para su total puesta en funcionamiento.

 

En el sexenio 1982-88, han sido constituidos los Secretariados de Laicos, de Estudios y Formación, Misiones, Pastoral Sanitaria, Centros y Administración. Estaban formados por grupos de Hermanos y Colaboradores. Han elaborado sus objetivos y se han reunido dos veces al año. El trabajo realizado está recopilado en las Actas correspondientes.

De hecho el Capítulo General de 1988 consideró sobredimensionada dicha organización y pidió al Gobierno General en la línea de acción 28.3 de su programación: "Reexaminar y reorganizar los Secretariados Generales, para que impulsen, estimulen y animen los siguientes sectores de la vida de la Orden: Pastoral de la Salud, Misiones, Estilo de vida y gobiemo de las comunidades, Formación, Laicado, Centros y Administración" .

Partiendo de esta conclusión en el plan de gobierno elaborado y presentado en carta del Hno. Brian O'Donnell en febrero de 1989, se confía la responsabilidad de cada una de estas Areas a un Consejero General. Se erige una Comisión General y otra Permanente de Animación, con las funciones apropiadas para la Animación de la Orden y de las cuales se presenta una evaluación en este Capítulo.

 

3.5.5.

Secretariado Latinoamericano para la Renovación.

Los cursos de Renovación para todos los Hermanos en América Latina constituyeron un tiempo precioso de estudio de la realidad, actualización pastoral y nuevo impulso evangelizador desde el carisma y misión de la Orden.

Realizados estos cursos en Bogotá, en 1979, los animadores de este proceso se dieron cuenta de la necesidad de proporcionar apoyo y seguimiento permanente a los Hermanos y a las comunidades, con el fin de que el proceso de renovación tuviera continuidad.

En las reuniones que siguieron al último curso, se acordó con el P. General, los Provinciales y Delegados Provinciales, la creación del

Secretariado Latinoamericano para la Renovación, SELARE, dirigido por un Hermano dedicado a tiempo completo a las actividades necesarias

para impulsar y asesorar el proceso. .

Además, en las tres Delegaciones (constituidas ese mismo año en Viceprovincias), en la Delegación de Brasil y en la Provincia Colombiana, se nombró a un Hermano para animar el proceso en su respectiva jurisdicción.

Como era de esperar, en un principio la función de SELARE no fue aceptada o comprendida de igual manera en las distintas comunidades de América Latina. Algunos Hermanos le dieron todo su apoyo y ayudaron a su proyección; otros consideraban innecesaria su existencia; algunos otros se mostraban indiferentes.

Sin embargo, gracias a la tesonera labor de los Hermanos que fueron sus Directores y de los delegados en los diversos países, el SELARÉ fue cobrando la importancia que tenía y mostrando valiosos frutos del seguimiento de la Renovación postconciliar en América Latina.

Para iniciar la década de los noventa, la presencia de SELARE al interior'

de la Orden, así como en la Iglesia y el mundo de la salud en América Latina era de tal relieve, que en reunión de Superiores Mayores, celebrada en Roma el 30 de Octubre de 1989, se decidió darle otra estructura, más adecuada a sus crecientes responsabilidades y a su ampliada proyección. En adelante, se llamará

 

Secretariado Interprovincial para América Latina (SALOH), con programas internos para los Hermanos de la Orden, y externos, para otras comunidades y diócesis. Esta proyección extema continuó con el nombre de SELARE, como un programa dependiente de SAL.OH.

3.5.6.

Los Secretariados Interprovinciales.

A pesar de los deseos de colaborar juntos en muchos aspectos de la vida de las Provincirs, sobre todo, cuando se encuentran enclavadas en una misma nación o pertenecen a áreas lingüísticas comunes, no siempre ha sido fácil llevar esto a la práctica.

En algunas Provincias se ve su necesidad y con el apoyo del Gobierno General, lo instituyen como instrumento hábil en la Animación.

Los Secretariados Interprovinciales aparecen en las Constituciones de 1982 (97d), vinculados al tema de la representatividad en una misma nación. Nos damos cuenta que su desarrollo ha sido mucho más amplio, por dos razones: porque los Secretariados Interprovinciales que se han creado han superado las barreras de una nación y porque han abarcado en sus acciones elemen

tos propios de la Animación de la , vida de las Provincias, no sujetos a la dimensión de la representatividad ante un Estado.

,

Hoy existen en la Orden 7 Secretariados Interprovinciales: SALOH en Latinoamérica, Provincias de lengua inglesa, Provincias de lengua alemana y Europa del Este, Provincias de Italia, Provincias de España, Provincias de Polonia y el de Australasia.

 

3.5.7.

El libro de la Formación de la Orden.

El Libro de la Formación ha sido culminado después de un largo proceso de elaboración. Apareció la primera parte en el año 1985, bajo el título "La Formación del Hermano de San Juan de Dios" y presentaba los principios, objetivos y criterios fundamentales de la Formación, abarcando no sólo la Formación inicial sino también la Pastoral Vocacional y la Formación Permanente.

La Comisión Permanente de Animación de la Orden, publicó en Octubre de 1991 "La Formación Permanente en la Orden", así como entregó, después del estudio por parte de los Promotores Vocacionales de las diversas Provincias del documento base, el texto "La Pastoral Vocacional en la Orden" con el fin de que fuera publicado en cada una de las lenguas.

Con ello se considera que por parte del Gobierno General se han presentado las bases para suscitar y realizar una buena formación de los candidatos, en su integración progresiva dentro de la Orden y lograr un adecuado seguimiento mediante la Formación Permanente.


3.5.8.

Los Noviciados Interprovinciales.

El intento de conseguir una mejor promoción vocacional y formación de los candidatos en los países en vías de desarrollo, la escasez de vocaciones en los países industrializados, el poder ofrecer buenos formadores, la apertura y el movimiento de interprovincialidad existente en la Orden, son factores que han llevado a promover los Centros de Formación Interprovinciales.

 

En el Capítulo General de 1979 en la sección Apostolado, Etapa 30, recomendación 2, se pide la formación de un Noviciado Interprovincial en Africa. En el Capítulo General de 1982, en las Propuestas Varias, 3 se dice: "Debe erigirse un Escolasticado Interprovincial para Africa Occidental". En el Capítulo 1988 en la Fase de Actuar, apartado Formación Inicial, línea de acción 18 se dice: "Promover la erección de Centros Interprovinciales".

Todo ello ha llevado a que hoy tengamos un Noviciado conjunto, asícomo dos Escolasticados en la Delegación General de Africa, que no sabemos si podemos lIamarlos Interprovinciales. Existe también un Noviciado Inferprovincial en Palencia (España), para las tres Provincias

españolas y uno en Graz (Austria) para las Provincias de lengua alemana y Europa del Este.

 

3.5.9.

Las Visitas Canónicas Generales y Provinciales, como expresión

de un nuevo estilo

de animación.

Las Visitas Canónicas, tanto Generales como Provinciales, están prescritas en el Derecho Canónico prácticamente desde siempre. Como tales estaban prescritas en nuestras Constituciones y como tales se han venido realizando.

Por la forma de enfocarlo el Hno. .

Visitador, por la dificultad de las comunicaciones a causa de la falta de medios, por la forma de concebir la misma Visita, estaba muy unida al control, a la disciplina, a la valoración de cómo se estaba y su Clausura llevaba consigo la aportación de criterios o de normas para el funcionamiento de la vida de la comunidad y del hospital.

El estilo de visitas que se han ido realizando, sobre todo cuando han tomado cuerpo las ideas que surgían del Concilio, ha dado otro cariz a las mismas.

La última Visita Canónica General realizada, se ha promovido y se ha llevado a efecto desde un planteamiento abierto, colegial, con la Delegación a los Hnos. Consejeros

 

 

Generales en sus áreas de competencia y con la presencia del Hno. General y de parte de su Consejo, en todas las Clausuras, acompañando al Hno. Visitador, con un sentido plenamente animador, sin que ello quiera decir que se haya dejado de lado la parte de análisis que la misma exige.

 

3.5.10.

La Creación

de las Viceprovincias de América Latina.

EI12 de diciembre de 1979 marca un hito en la Historia de la Orden en América Latina, ya que, fruto del proceso de Renovación postconciliar y de la necesidad de adaptarse para responder mejor a las nuevas necesidades de este Continente, las Delegaciones Provinciales españolas quedaron erigidas canónicamente en Viceprovincias, dentro del marco del Capítulo General Extraordinario:

.

Viceprovincia Sudamericana Septentrional (Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela), que escogió como titular el Patrocinio de Nuestra Señora y Venerable Francisco Camacho.

.

Viceprovincia de México, Cuba y Centroamérica, que se colocó bajo, la protección de Nuestra Señora de Guadalupe.

.

Viceprovincia Sudamericana Meridional (Argentina, Bolivia,

II!I

Chile, Paraguay y Uruguay), puesta bajo la protección de San Juan de Avila.

Este hecho ha permitido agilizar la estructura y servicios de la Orden, así como insertarse mejor en las realidades correspondientes; igualmente, ha motivado el ingreso de vocaciones autóctonas.

Las Viceprovincias son jurídicamente temporales en orden a la erección de las ProvinciaS. Después de 15 años cada una de ellas debe analizar en que momento de dicho proceso se encuentra para instituirse como Provincia.

 

3.5.11.

. Las Coordinaciones de Asia y Africa.

La Delegación General de Africa.

Este tema comienza a aparecer en el Capítulo General de 1979, en los siguientes términos: "Se considera indispensable el nombramiento de dos COORDINADORES; uno para Africa y las Islas Mascareñas, otro para Asia y Oceanía, con las mismas facultades que las Constituciones dan al Delegado General" (Programación, Obj. 11, Etapa 30, Recom. 1).

El Capítulo General de 1982 en las propuestas varias, 2. dice: "Debe nombrarse un Coordinador General para las Misiones de Africa y otro para las de Asia". Con respecto a Africa, después de haberse iniciado el proceso de la coordinación de los distintos Centros del Africa Occidental, el LXII Capítulo General en la línea de acción 25 aprobó el continuar dicho proceso de forma que se instaure la Viceprovincia del Africa Occidental. .

A tal fin terminados los Capítulos Provinciales de 1989, se promovió por parte de la Curia General una reunión en la que estuvieron presentes los Hnos. Provinciales, cuyas Provincias tenían obras en Africa, junto con los Hnos. que trabajaban allí participantes en los Capítulos. En dicha reunión se presentó como la mejor forma de preparar la posibilidad de llegar a ser una Viceprovincia en el futuro, el crear una Delegación General, que ha tenido una andadura propia durante todo este sexenio.

 

En el caso de Asia el LXII Capítulo General en la línea de acción 26 dice: "El Gobierno General facilitará la coordinación de algunos aspectos de la vida de las misiones de la Orden en Asia oo." y se ha llegado a la creación de un Secretariado Interprovincial, que ha empezado a actuar en esta línea.

 

3.5.12.

Los Capítulos Interprovincíales de España.

En orden a compartir elementos fundamentales de nuestra vida y apostolado, las Provincias de España, por sus tres Consejos Provinciales, reunidos en Madrid el día 4 de Septiembre de 1985, acordaron solicitar de la Curia General el realizar un Capítulo Interprovincial. La fecha fue mayo de 1986 y el lugar Ciempozuelos.

 

En dicho Capítulo se aprobó un documento "Presencia de la Orden en España", que ha iluminado el sentido de la presencia y el apostolado que hace la Orden como tal. Se han realizado ya además otros dos Capítulos consecutivos en 1989 y 1992.

Dicha celebración junto al dinamismo del Secretariado Interprovincial ha hecho que se viva en España, pese a las dificultades propias, una acción conjunta en todos los campos que constituyen la vida de la Orden.

 

3.5.13.

El Fondo Común de Misiones.

Aparece como una propuesta en la reunión de Superiores Mayores de la Orden de Octubre de 1989.

 

Tomado en consideración por parte del Consejo General, se preparó un primer boceto con lo que se creía debía ser su filosofía y después de haber estudiado las sugerencias de las Provincias, se llegó al planteamiento definitivo en una reunión de la "Comisión Africa".

Se fundamenta en la exigencia de compartir los recursos, de apoyo de las realidades más beneficiadas a aquellas que son más carenciales.

 

Hasta ahora está basado prácticamente en las aportaciones que llegan directamente de las Provincias.

Si bien en un principio se pensó en hacer .desde el Fondo una ayuda a todas las comunidades misioneras de la Orden, se vio inmediatamente que era imposible, por lo que se decidió que asumiera responsabilidades sobre las Delegaciones Generales de Vietnam y Africa.

 

Se han hecho estudios de los Presupuestos de cada uno de los Centros que pertenecen a estas Delegaciones Generales. Muchos de los ingresos de cada Centro son generados por la labor asistencial que realizan. Existen grandes ayudas de organizaciones intemacionales, entre ellas nuestras ONG's. Pero también podemos decir que por parte del Fondo se han hecho ya dos apo~ taciones en los años 1991 y 1992, habiéndose podido hacer apoyos en el segundo año también a algunos Centros de América Latina y de Australasia.

Para dicha distribución hemos seguido fundamentalmente los criterios que de las Delegaciones Generales nos han enviado, en el seno de la Comisión de gestión del Fondo.

Estamos agradecidos sobre todo a las Provincias que han hecho posible que esta iniciativa se vaya consolidando.

 

3.5.14.

El testimonio de fidelidad de los Hermanos en países de opresión.

Consideramos necesario hacer alusión a este necho. Algunos de nuestros hermanos han estado en varios países sometidos a una opresión como otros sectores de la Iglesia.

Han sido afectados en la libertad,

para testimoniar su fe y para realizar su apostolado; para poder moverse y estar en contacto con hermanos de otras naciones y participar como miembros de la Orden en sus acontecimientos más importantes. Han sido perseguidos y privados de la posibilidad de promover nuestra vocación.

 

El movimiento suscitado por el Concilio en la Iglesia lo han vivido con dificultades. Han escaseado de la información a nivel general y también de la producida por la Orden.

Cuando después de muchos esfuerzos, era posible la participación de los representantes de estas Provincias en algún Capítulo General, eran recibidos con grande alegría y bombardeados a preguntas acerca de su vida.

 

En dicha situación han dado a la Iglesia y a la Orden el testimonio de fidelidad a la vocación, manteniendo vivo, a pesar de las dificultades, el carisma de San Juan de Dios.

 

3.5.15.

La caída de la ideología materíalista en la Europa del Este: Nuevas posibilidades.

En los últimos años la situación de los países del Este de Europa, a excepción de Polonia que siempre ha gozado de un status especial, ha cambiado profundamente. Con la caída del telón de acero se dan unas posibilidades que has~a ahora no habíamos pensado.

Los hermanos pueden volver a reunirse y vivir en comunidad, la Orden puede reivindicar la propiedad de los hospitales, se tiene la capacidad de asumir nuevas vocaciones. Un nuevo horizonte parece que se avecina.

 

No obstante, se están encontrando dificultades en el proceso de recuperar la propiedad de los Centros por parte de la Orden. También obstaculiza la labor que se puede realizar el crecimiento de la secularización, el desconocimiento de los cambios ocurridos en la Iglesia universal, después de 1945, la edad extremamente avanzada de los Hermanos, la dificultad de integración de las nuevas vocaciones.

 

El mensaje del Gobierno General "Juan de Dios sigue vivo", nos hace una llamada para empeñamos en el resurgimiento de la Orden en estos países. Algunas acciones se han realizado por parte de las Provincias de Austria y Baviera. Los nuevos candidatos serán formados en el

 

Noviciado Interprovincial Alemán. En el Secretariado Interprovincial Alemán han sido integrados representantes de cada una de las realidades del Este de Europa. Pero posiblemente la Orden está llamada a realizar más gestos para conseguir la revitalización que merece, en estos países.

 

3.5.16.

El reconocimiento

de la santidad

de nuestros hermanos por parte de la Iglesia.

Para la Orden el período postconciliar ha sido rico en este campo. Todos los hermanos que nos han precedido en la historia de la Orden han intentado responder a las exigencias de la hospitalidad. Les estamos reconocidos. De ellos, unos se han distinguido tanto por el don que Dios les hizo como por la respuesta que dieron.

Todos conocen las celebraciones que la Orden ha vivido en los últimos.

doce años. De San Ricardo Pampuri hemos tenido el gozo de vivir en ocho años tanto su beatificación como su canonización. Fueron respectivamente en 1981 y 1989. La beatificación del P. Benito Menni fue en 1985 y por último la de los 71 hermanos mártires de la guerra civil española en 1992.

Los hechos que constituyeron su vida y su muerte son conocidos. Circunstancias muy diversas, pero que hicieron que respondiesen de forma heroica y que la Iglesia haya reconocido esta heroicidad proclamando su santidad.

Su proclamación ha sido vivida con gozo por la Orden y confiamos en su protección así como en la de San Juan de Dios y del Bto. Juan Grande, para que nos sigan iluminando y nos ayuden a ser fieles en el camino de nuestra propia vocación.

 

3.6.

Nueva orientación

en la vida de la Orden.

 

3.6.1.

El estilo de vida: Vivimos en comunidades de fe nuestra consagración

a la hospitalidad.

 

Comenzamos a hablar de estilo de vida en el Capítulo General Extraordinario de 1979, donde aparece como apartado 3 de la Situación actual de la Orden y también como uno de los grandes títulos de la programación: el B.

Desde entonces hacia aquí, ha sido tenido en consideración en las programaciones de los dos siguientes Capítulos Generales ~eriendo englobar así, todo lo que significa la dimensión nueva que la renovación de la Vida Religiosa nos estaba pidiendo en lo que se refiere a la vida de fe y a nuestro ser comunitario.

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Hemos aumentado en libertad; hemos querido destruir la uniformidad pensando poner bases más sinceras para la unidad; hemos fundamentado nuestro ser comunidad no sólo en el elemento teológico sino en todo lo que la psicología nos ofrece como aporte a nuestra vida, el crecimiento humano, el diálogo, el ser de los grupos, las relaciones que se establecen, etc.

 

Hemos querido vivir una vida de fe más centrada en el misterio de Cristo, con un espacio fuerte dedicado a la oración personal, pero con un enfoque hacia la dimensión comunitaria como expresión de nuestro compartir una vocación de fe.

Con ello, dentro de la sencillez evangélica con que Dios ha iluminado nuestra vida, hemos intentado dar pasos que fueran más de acuerdo con el espíritu evangélico al que nos impulsaba el Concilio. Después de 28 años de haber terminado el Concilio y de haber iniciado este proceso de, renovación debemos de interpelamos ¿Estamos contentos con nuestro estilo de vida, con la forma de expresar nuestra identidad de Hermanos de San Juan de Dios?

 

No podemos decir que todo cuanto hemos vivido en este período ha sido positivo. De hecho nos ha costado el adherimos a las exigencias de la renovación. Sabemos que ha ocasionado mucho sufrimiento en algunos hermanos, otros se han resistido ala misma, otros se han centrado solamente en aspectos superficiales Y algunos ton el choque provocado por las nuevas ideas, han abandonado la Orden. No obstante proclamamos, cuanto de bueno para la Iglesia y para la Orden nos ha traído este espíritu conciliar.

 

3.6.2.

La Formación Permanente, como instrumento de la renovación.

San Juan de Dios vivió en un momento de grandes cambios y él mismo fue impulsor de un tipo de cambio. En nuestros tiempos, la Iglesia y la socied~d e'speran de la vida Religiosa un cambio radical. Nuestra misión exige responder a la Iglesia y a los pobres de hoy, a los enfermos y a los marginados, que nos piden acercamos a ellos como hombres actuales y no con categorías del pasado.

 

Los Hermanos que entraron en la Orden antes o durante el período del Concilio Vaticano 11 estaban acostumbrados a pensar en la formación religiosa en términos de formación inicial: postulantado y noviciado. Sin embargo, el mismo Concilio nos dice que "la renovación de los institutos depende sobre todo de la formación de sus miembros, quienes deben preocuparse en perfeccionar su cultura durante toda la vida" (PC 18a.c).

Así, la Formación Permanente se constituye en herramienta preciosa e indispensable en el proceso de renovación de la Orden. En las Constituciones de 1971 aparece por primera vez esta idea, bajo el nombre de Formación Continua: "El testimonio de nuestros religiosos en el mundo será tanto más eficaz cuanto más completa sea su preparación cultural y apostólica, en armonía con el fin específico de la Orden y con el progreso de los tiempos" (161).

 

Para el Capítulo de 1982, la Orden llega a formular una primera definición de la Formación Permanente (Imag. Id. 33). Definición que se precisa aún más en las Constituciones de 1984: "la formación permanente es una exigencia de la misma vida y la respuesta continua a, la acción renovadora del Espíritu" (72).

 

El Gobiemo General ha puesto especial atención a este tema, con el documento: "La Formación Permanente en la Orden" (1991) Y su aplicación con los programas de "Formación Permanente a nivel comunitario" (1991-94).

El movimiento de Renovación promovido en el año 1979, contribuyóenormemente a despertar la conciencia y la necesidad de la formación permanente. Desde entonces, la Orden continúa incrementando sus esfuerzos en este sentido, a través de diversas iniciativas, tales como:

 

Cursos, seminarios, jornadas y encuentros sobre los diversos temas y competencias necesarios para la actualización en la Misión.

 

El Programa de Formación a Distancia promovido por SELARE en América Latina, para formar "expertos en Pastoral de Salud", que posteriormente fue adecuado y asumido por las provincias de España.

 

Los cursos de preparación a la Profesión Solemne.

 

Los cursos de actualización para: superiores, formadores, gerentes, etc.

 

Los programas de Formación Permanente a nivel comunitario, promovidos por la Curia General.

 

El Año Sabático que, en algunas Provincias, se viene realizando.

Lo que se pretende en el fondo es la conversión personal, la transformación para la fidelidad a la llamada del Señor, para lo que es muy importante nuestra propia experiencia y la capacidad de compartirla con los demás.

 

3.6.3.

La opción preferencial por los pobres.

A partir del Concilio Vaticano 11, la Iglesia insiste en profundizar y esclarecer la opción prE;!ferencial por los pobres. Nuestra Orden, acorde con esta opción evangélica y eclesial, existe para evangelizar a los pobres, para acompañarlos y aliviarlos en sus sufrimientos, al estilo de San Juan de Dios: "Animados por el don recibido, nos consagramos a Dios y nos dedicamos al servicio de la Iglesia en la asistencia a los enfermos y necesitados, con preferencia por los más pobres" (Const. 5).

 

El LXII Capítulo General señala que "esta opción es un criterio fundamental que nos va a permitir valorar el sentido de nuestra presencia en la Iglesia y en la sociedad, como individuos, Comunidades y Provincias. Es, al mismo tiempo, la clave para evaluar nuestro proceso de renovación personal y comunitaria". (DC III.A)

Los marginados de hoy en cada sociedad, constituyen las "nuevas categorías de necesitados", entendiendo por ese término, no solo el pobre y enfermo, sino cualquiera que lucha por recuperar su identidad de persona. "Pobre es todo hombre que ha perdido el equilibrio psico-físico y la esperanza de una vida más rica en todos los sentidos. ... También el hombre del 'progreso' es pobre" (Hospitalidad hacia el 2000, 58).

La Orden Hospitalaria vive dentro de la realidad de un mundo dividido: Norte-Sur, Primer y Tercer Mundo, bienestar y pobreza. Los Hermanos y obras situados en el Primer Mundo, ¿se proyectan en formas coherentes hacia esa realidad, desde la opción por los pobres? Por otra parte, las mismas obras situadas en el Tercer Mundo, ¿buscan formas nuevas para responder a esta opción?

 

Se han notado algunos esfuerzos por adecuar nuestra vida y estructuras al servicio del marginado: hospitales de día, albergues, asistencia a pacientes de SIDA, drogodependientes y terminales, promoción de zonas marginadas desde los centros ya existentes.'.. Sin embargo, estos esfuerzos requieren una acción más coherente desde la óptica del pobre, de manera que la Orden misma en su estilo de vida, se identifique claramente con esta opción y tenga una incidencia mayor, a través de su forma de vivir, de su servicio, de su anuncio y denuncia, en la Iglesia y en las estructuras de la sociedad.

 

3.6.4.

Las estructuras sanitarioasistenciales en la Orden y la forma de orientar la misión.

Nuestro Padr~ San Juan de Dios fundó su hospital en Granada para atender a los pobres que no tenían cabida en otros hospitales y para, en la medida de lo posible, ofrecerles un servicio digno y humanizado. Con este espíritu ha continuado la historia de nuestra Orden.

El Concilio nos dió como criterio, el adaptamos a las exigencias de los tiempos, que nosotros hemos tenido muy en cuenta en el ejercicio de nuestro apostolado. Podemos decir desde siempre. Pero sobre todo hemos estado muy atentos en este periodo postconciliar. Si revisásemos las renovaciones hechas en los Centros no terminaríamos. Nos detenemos un tanto en la documentación de los tres últimos Capítulos Generales.

 

En el año 79, aparece en el apartado Apostolado como Objetivo I la necesidad de revisar y adaptar las obras asistencia les y promover nuevas formas de apostolado. La segunda parte aparece también en dicho apartado en el Capítulo del 82. De hecho las Constituciones que se aprueban en este Capítulo tienen un número, el47, que define las formas de apostolado.

La formulación más exhaustiva de todo lo que ha llevado consigo este apartado en nuestra etapa postconciliar, ha sido la presentación que ha hecho el Capítulo de 1988 del apartado HOSPITALIDAD. Tiene dos divisiones muy concretas en cuanto a la presencia de la Orden, tanto en los sectores que generalmente están cubiertos por el estado, como en aquellos a los que la acción social y sanitaria del mismo no llega suficientemente. Esto es por una parte expresión de lo que la Orden ha realizado ya en la renovación de su Apostolado, pero también del deseo de seguir en este camino de renovación, para mejor servir a los necesitados.

 

Para cualquier análisis que el Capítulo quiera realizar en orden al futuro, nos remitimos a dicho apartado.

 

3.6.5.

La dimensión ética

como actitud en el que sirve y como principio de respeto al hombre que sufre.

La hospitalidad con todo lo que implica es el móvil de nuestra vocación. Nuestra vida, nuestra vida postconciliar ha estado llena de deseos y acciones para que ello fuese así. Este pensamiento aflora en la mayoría de los números de nuestras Constituciones actuales.

Los hermanos y quienes colaboran con ellos, están llamados a una vocación de servicio a la persona enferma, pobre o necesitada. Este servicio por principio lo queremos realizar al estilo de Juan de Dios. Sorflos conscientes de la diferencia de cualidad que existe entre su vida y la nuestra. No obstanle los principios que queremos que se encarnen en el ejercicio de la hospitalidad, son los que están expresados como ideal en nuestras Constituciones:

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asistimos a los pobres y enfermos en sus dolencias integralmente (45).

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realizamos nuestra misión con actitudes y modos humanizantes (44).

.

ofrecemos a los enfermos y a las personas necesitadas el servicio eficiente que merecen (43).

r

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les asistimos como predilectos del Reino, defendemos sus derechos y ofrecemos nuestra vida por ellos (3).

.

nuestra presencia entre los enfermos y necesitados se distingue por el celo con que ponemos en evidencia los valores de la ética cristiana y profesional (51).

Iluminados por esta realidad y por otras reflexiones de la Iglesia y de nuestros Superiores, se ha actuado, creando políticas, definiendo la identidad de los Centros y de la asistencia a realizar en ellos; se han promovido grupos de reflexión que han 'ayudado a llevar adelante el estilo de servicio desde la dimensión ética a concretar en los Centros; se han creado Comités de Etica con el objetivo de iluminar ciertas situaciones y de ofrecer pautas de comportamiento en el ejercicio digno de la hospitalidad.

3.6.6.

Las nuevas necesidades y respuestas de la Orden.

Como exigencia de nuestro Carisma y por tanto de nuestra vocación, intentamos atender a las necesidades de los pobres y enfermos, desde las diversas obras.

Nuestro mundo es dinámico, por tanto sea en los Estados en donde existen Servicios de Salud organizados, como en aquellos en los que se carece de estos Servicios, han aparecido nuevas necesidades antes imprevisibles: drogadictos, Sida, Alzheimer, ancianos, transeúntes, nuevos pobres, ...; se dan también nuevas necesidades en la forma de vivir hoy las enfermedades de siempre: angustias, aislamientos, condiciones deshumanizantes, ...; se dan nuevas necesidades en el acompañamiento al morir: enfermos terminales, hospice, ...; se dan nuevas necesidades en las diversas situaciones puntuales, sea por eventos urgentes, sea a causa de la guerra o de la inseguridad política: Mozambique, Liberia, Cuba, Toga, Bosnia-Herzegowina, etc.

La Orden ante todo ello se ha planteado el reto de responder. En varios de nuestros últimos documentos aparece el deseo de las nuevas presencias en las nuevas necesidades. La reflexión de nuestro anterior General P. Pierluigi Marchesi "La hospitalidad de los Hermanos de San Juan de Dios hacia el año 2.000" aborda directamente el tema en el Capítulo V y en el apéndice del r:nismo dedicá un espacio al análisis de tres de estas nuevas necesidades: La vejez, el enfermo terminal y los toxicodependientes.

Dicho planteamiento ha tenido su respuesta en muchas acciones prácticas que en las distintas Provincias se han realizado, tanto en el sentido de abrir nuevas obras, como en el de la readaptación de las ya existentes. Pensamos que nuestros Superiores han impulsado esta acción, dando espacio así a la .creatividad del carisma, a pesar de todo el apostolado que en nuestras obras ya se venía haciendo.

 

3.6.7.

El movimiento de

la Pastoral de la Salud.

El Concilio nos ha ayudado a pensar en nuestra vocación como un servicío integral al enfermo y necesitado. Siempre lo ha sido, pero no cabe duda que hemos introducido en el ser de nuestro apostolado, la posibilidad de ayuda a las personas, que lleva consigo la salvación de Jesucristo.

En esta línea se aprobó primero ad experimentum y después definitivamente, en los Capítulos Generáles de 1979 y 1982, el nuevo texto referente al voto de hospitalidad.

Podemos afirmar con certeza que la Orden ha tenido en este período un despertar acerca del tema de la Pastoral de la Salud y que ha contribuido al despertar de la misma Iglesia, tanto universalmente como en sus expresiones nacionales, regionales y locales.

El Secretariado de Pastoral es uno de los que más fuerza ha tenido en las Provincias desde sus comienzos. En la mayoría de los Centros podemos afirmar que existen Consejos o Equipos de Pastoral, que trabajan por la integración de la dimensión religiosa, con el debido respeto, en el proceso de la enfermedad. Algunos de nuestros hermanos se han empeñado en las Delegaciones Diocesanas y Nacionales de Pastoral de la Salud. .

Se han hecho reflexiones, cursos, publicaciones. Se siguen haciendo. Esto ha llevado a que además del empeño de los que trabajan directamente en los Servicios de Pastoral de los Centros, los Hermanos seamos hoy mucho más conscientes de esta dimensión de nuestro apostolado y también bastantes Colaboradores, que intervienen con gusto en las acciones que en los Centros se programan.

 

3.6.8.

El movimiento

de la Humanización.

Sabemos que la acción de la humanización es anterior a la de la Pastoral y también que toda acción de Pastoral lieva consigo en el primer nivel

una acción de humanización.            No

obstante ésto, como movimiento en la vida de la Orden el de la "Humanización" tiene un inicio posterior.

No quiere decir que no fuésemos conscientes de las exigencias de humanización que llevaba consigo el desarrollo de nuestro apostolado, pero de humanización como tal se empieza a hablar en la Orden a partir del documento de nuestro anterior General, P. Pierluigi Marchesi, la Humanización, publicado en 1981 y que va unido a la proclamación de dicho año para la Orden como el año de "La Humanización".

Desde esta fecha hasta hoy, muchas han sido las reflexiones y las acciones prácticas realizadas en los Centros, que nos han hecho más conscientes del valor fundamental de la persona, sobre todo cuando está enferma y necesitada.

Ha llevado, a que como objetivo, nuestras comunidades terapéuticas y hospitalarias se planteasen la necesidad de humanizarse para poder humanizar. Este camino iniciado es interminable, porque siempre existirá una posibilidad de superación en la cualidad del servicio que ofrecemos, en los modos como tratamos, en la forma con que los derechos de los destinatarios del carisma son respetados.

 

Posiblemente no hayamos avanzado todo cuanto deberíamos, pero podemos afirmar que hemos iniciado un camino, que estamos contentos de los resultados conseguidos. En donde tenemos que poner la fuerza es en superar las omisiones y en resolver las carencias existentes.

 

3.6.9.

La apertura

a los Colaboradores.

De siempre la Orden ha contado con Colaboradores en el ejercicio de la Hospitalidad. Juan de Dios en sus Cartas habla de ellos y del apoyo que recibía.

 

Podíamos también hacer alusión a la Historia. Trabajadores, bienhechores y voluntarios han estado vinculados a la obra juandediana en todo momento.

Sin embargo, tenemos que afirmar que en 105 anos postconciliares ha existido una apertura grande a 105 colaboradores. La fundamentaríamos en una doble premisa.

La primera la de la Renovación. Impulsados por ella hemos adaptado nuestras obras a las exigencias de nuestros tiempos, insertándolas en 105 Servicios Asistenciales y Sociales de 105 diversos países, haciendo uso de la técnica y aumentando el número de profesionales requeridos por las nuevas formas de servicio al enfermo. El hecho de la renovación de las obras llevó inherente la presencia de un gran número de Colaboradores.

La segunda la denominaríamos profundización cualitativa de la Renovacion. Llevaba como exigencia el ofrecer el servicio a 105 destinatarios del Carisma según el' Espíritu de Juan de Dios. Unidos a 105 Colaboradores intuímos la necesidad de reforzar una Alianza, de quienes bajo la figura de Juan de Dios, estábamos realizando una misión.

La Iglesia nos estaba presentando una doctrina del laicado. Aceptándola nos dábamos cuenta que nuestras realidades eran distintas. No Cuadraba plenamente con el sentido que queríamos dar1e a la presencia

en la misión de nuestros Colaboradores, con 105 que compartíamos ideales humanos, pero no siempre 105 de la fe.

 

Se inició un movimiento promovido por la Curia General, que poco a poco ha ido tomando cuerpo. Nos hemos dedicado a pensar en la filosofía que queremos que esté presente en nuestros Centros. Filosofía que tiene que ser respetada por todos en el ejercicio de la hospitalidad. Hemos realizado una reflexión sobre el hecho de vivir en alianza hermanos y colaboradores en la misión que compartimos, por 105 muchos valores que tenemos en común, porque aunque de distinta forma todos participamos del carisma de Juan de Dios.

 

Podemos decir que del camino realizado estamos satisfechos. Nos queda aún mucho que recorrer. Vivimos con la esperanza de llegar a crear una familia, que bajo el espíritú de Juan de Dios, realiza su vocación común, de servicio a 105 enfermos.

 

 

4.

Sentido de la Nueva Evangelización.

 

La "nueva evangelización" tiene su origen en el Vaticano 11, aunque el concepto y el término solo recientemente han entrado en el léxico común de la Iglesia. Juan Pablo 11 decía en 1985 que el Vaticano 11 ha representado "el fundamento y la puesta en marcha de una obra gigantesca de evangelización del mundo modemo". Históricamente hablando se podría decir que todo tiene inicio con la intuición de Juan XXIII. Con el anuncio del Vaticano 11, la Iglesia sale del segundo milenio y se encamina hacia el tercero consciente de los enormes retos que le esperan en el mundo moderno dominado por la secularización y la civilización de la técnica.

 

¿Qué es y qué no es la "nueva evangelización"? La nueva evangelización es' ante todo un movimiento que mira a la Iglesia misma, a su más íntima identidad. Es, en primer lugar, la afirmación de la primacía de la evangelización sobre todas las otras tareas de la Iglesia. No es un "nuevo evangelio" ni su adaptación a la era modema. La novedad no es por el contenido del mensaje evangélico que permanece invariable sino por el lenguaje, los gestos, los métodos de apostolado. Hablar de nueva evangelización no significa que la precedente ha sido nula, infructuosa o pereceder1:l. Significa que hoy existen retos nuevos, nuevas exigencias que se presentan a los cristianos y a las cuales es urgente responder (cfr. Santo Domingo, IV Conferencia General, 11 Parte, Capítulo 1, n. 24).

 

4.1.

El hombre moderno y el mensaje cristiano.

Antes de entrar en la tensión problemática que se ha creado entre hombre modemo y mensaje cristiano, nos parece oportuno sUbráyar algunas verdades fundamentales con respecto a la relación entre hombre y experiencia religiosa en general.

Primera verdad: San Agustin, con una expresión muy simple pero muy real, dice que el hombre es "docibilis Deo", capaz de acoger a Dios. ¿Cómo explicarse entonces la atrofia de esta capacidad y el ateísmo tan difuso en nuestro tiempo? Karl Barth, responde: "El hombre de la ciudad secular no es ateo, como él mismo cree ser; en realidad es idólatra". Esto en el fondo significa que el hombre modemo tiene mucha nostalgia de Dios, o como dice K. Rahner, cada hombre es "incurablemente religioso".

Segunda verdad: Si Dios ha desaparecido del h"orizonte del hombre, no es porque haya muerto o nunca haya existido, sino porque entre nosotros y Dios se ha interpuesto nuestro Ego, hoy omnipotente. Martín Buber ha creado a este propósito la expresión elocuente del "eclipse de Dios". Es el desmesurado egocentrismo el que impide al hombre modemo ,el hacer de forma auténtica Y personal, la experiencia de Dios. Más allá de este error, que intenta esconder a Dios y hacerla incomunicable, Dios continúa intacto y manifestándose. '

Una tercera verdad es que la modemidad es invadiente; es decir, que está presente con intensidad y formas diversas en el globo entero. Por tanto la problemática no se refiere solo al hombre del mundo desarrollado, como a veces se cree, sino al hombre de cualquier parte del mundo en cuanto hombre de la civilización de la técnica.

 

En todo esto se advierte una gran sed de espiritualidad, de trascendencia, de ahí el proliferar de las sectas. A pesar de que al hombre de hoy parece que solo le interesa lo factible y no lo que es verdadero, tiene una fuerte insatisfacción existencial que se expresa en una continua y siempre más difusa búsqueda de sustitutos (droga, diversión, activismo frenético, etc.). En el fondo existe una fuerte tensión religiosa latente, a la que todos los cristianos, pero, en particular los consagrados a la evangelización, están llamados a proponer un modelo de vida de fe, significativo y atrayente.

 

Asumidas estas premisas podemos preguntamos con Juan Pablo 11 en la óptica de la nueva evangelización: "¿Cómo hacer accesible, penetrante, válida y profunda la respuesta al hombre, de hoy sin alterar o modificar el contenido del mensaje evangélico? ¿Cómo llegar al corazón de la cultura que queremos evangelizar? ¿Cómo hablar de Dios en un mundo en el' que está presente un creciente proceso de secularización?" (Santo Domingo, IV Conferencia General, Discurso Inaugural, n.10).

 

Una primera respuesta a esta pregunta la encontramos en Redemptoris Missio n. ,42: "El hombre de hoy cree más en los testigos que en los maestros, más enla experiencia que en la doctrina, más en la vida y en los hechos que en las teorías". Poco más adelante leemos: "El testimonio evangélico, al que el mundo es más sensible, es el de la atención a las personas y el de la caridad hacia los pobres y peque,ños, hacia quien sufre". Este es el campo de acción de la Orden en la nueva evangelización: ser testigos de la atención cristiana a la persona en su globalidad, lo que nosotros hemos llamado humanización; ser testigos de la solidaridad con los pobres, los enfermos y los marginados; ser hermanQ de quien sufre.

 

 

 

4.2.

La evangelización

de la cultura y las culturas del hombre.

 

Podemos preguntamos también: ¿qué relación existe entre la fe y la multitud de culturas en el mundo y cómo es posible una verdadera universalidad? La pregunta es aún más fuerte frente al hecho de que esta aspiración de la fe se debe medir hoy, como ya hemos dicho, con otra universalidad: la de la cultura de la técnica que gracias a la potencia de sus capacidades y de sus éxitos, se ha impuesto en todas partes, pero que ha provocado la división entre norte y sur, entre pobres y ricos, lo que representa la verdadera urgencia de nuestro tiempo. De aquí el grito cada vez más fuerte que pide una inculturación de la fe no' solo en las diversas culturas del mundo, sino sobretodo en la cultura de la técnica.

En todas las grandes culturas históricas la religión representa un elemento esencial, más aún es el centro. La dicotomía o contraposición entre fe y cultura es una concepción reciente nacida en la Europa de la era moderna: "La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda el drama de nuestra época", decía Pablo VI en la Evangelii t\juntiandi.

 

Juan Pablo 11, al hablar de inculturación, parte de la base de que en cada cultura existe una disposición de apertura a las otras culturas y que por tanto es potencialmente universal. El elemento de mediación, el punto de encuentro entre las dos culturas es la verdad común sobre el hombre, que está íntima y necesariamente unida a la verdad sobre Dios. Por este motivo el mensaje de Jesús, los valores cristianos pueden, o mejor deben, inspirar las diversas culturas del mundo, dando vida así a una cultura cristiana que renueve, amplíe y unifique los valores históricos pasados y presentes. De aquítambién la nueva concepción del "pueblo de Dios" como "pueblo de los pueblos" .

Pero mientras la inculturación de la fe en las culturas antiguas y ricas de originalidad fue posible, actualmente entre fe y cultura de la técnica no parece ser posible un verdadero diálogo y auténtico encuentro.

 

Si bien es innegable el que la cultura de la modernidad presenta un buen número de valores positivos, muchos de los cuales son fruto de la evangelización, como la libertad, la igualdad, la solidaridad social y la justicia -por citar sólo aquellos más importantes-, también es cierto que ha eliminado valores religiosos fundamentales e introducido concepciones engañosas en total contraste con los valores cristianos (Cfr. Santo Domingo, IV Conferencia General, Discurso Inaugural, n. 20).

También aquí el Hermano de San Juan de Dios puede hacer mucho con su testimonio "cIJltural". Sobre todo teniendo en cuenta que está. presente en muchas culturas, en 45 países distintos, de los cinco continentes, Y puede por tanto, además de promover y valorizar el diálogo entre los hermanos, contribuir a una verdadera cultura de la solidaridad entre los pueblos de cara a los Colaboradores Y Amigos. Además estápresente en un campo de la sociedad mundial, la salud, en el que los riesgQs de la civilización de la técnica se vuelven siempre más visibles. Debemos comprometemos en una justa utilización de las conquistas de la técnica, evitando que lo factible se imponga a la verdad en momentos tan centrales de la vida del hombre como son el nacimiento, la enfermedad y la muerte.

 

 

4.3.

Unión intrínseca entre evangelización

y promoción humana.

Dado que el hombre concreto "es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en la tarea de su misión" (RH 14), la promoción humana es una consecuencia intrínseca de la evangelización (cfr. Santo Domingo, IV Conferencia General, Discurso Inaugural, n. 13).

El hombre concreto en su realidad social, con sus necesidades, sus aspiraciones, es el camino de la evangelización. En otras palabras: el mensaje del Evangelio sería muti

lado, más aún vaciado, si fuese privado de las consecuencias ético-sociales que se derivan de él. La verdadera evangelización debe por eso estar acompañada siempre del testimonio vivido, del compromiso concreto por el hombre.

Nuestro Carisma nos mete de lleno en este campo, dado que la promoción del hombre bajo todos los aspectos es nuestra misión: la curación del hombre enfermo, la acogida afectuosa de los crónicos, la atl:llción especial a los más débiles y a los más pobres o el acompañamiento a los que están viviendo sus últimos momentos.' La pregunta que

tendremos que responder en el futuro es cómo transformar los gestos de curación en auténticos gestos de evangelización, cómo transformar los lugares en los que trabajamos en lugares significativos de evangelización. Aquí vuelve de nuevo con fuerza el tema de la humanización. Humanización y evangelización deben formar para nosotros una unidad indivisible, porque "donde no hay caridad no estáDios, aunque Dios en todo lugar está" (SJD, Carta a Luis Bautista, n. 15).

 

Un gran riesgo, que en el compromiso por la promoción del hombre corremos y debemos evitar, es el de inclinamos sólo o prevalentemente por la utilidad social, por la eficacia, eliminando la dimensión de ser testigos del amor de Cristo, su verdadera y más profunda llamada. Otro reto que encontramos en nuestra acción de promoción humana en el campo de la salud es el de promover e intensificar el diálogo entre ciencia y fe. Debemos demostrar que la ciencia y la técnica contribuyen a la civilización y a la humanización del mundo en la medida en que están impregnadas del saber de Dios (Santo Domingo, Discurso Inaugural, n.21).

 

4.4.

El contacto personal, elemento indispensable para la evangelización.

Una característica cada vez más fuerte del hombre moderno es su pobreza relaciona!. Si bien nuestra Era está dominada completamente por la comunicación, es también, la Era de la incomunicabilidad. Una de

las causas principales es que, sin la mediación de Dios, las relaciones humanas tian llegado a ser fuente de angustia dominadas casi exclusivamente por intereses, diversiones, ambigüedad y competitividad. Tras su apariencia de presunción y autosuficiencia, el hombre moderno presenta toda su fragilidad. Es desde aquí, desde donde puede iniciar su vuelta hacia Dios. Hemos hablado de la gran necesidad de espiritualidad que se respira después de la falta de fe en el progreso ilimitado y en las ideologías. Esta vuelta debe acompañarse con tacto, delicadeza y gran comprensión, porque el hombre hoy es como si saliese de un túnel y necesita ser reconducido hacia la luz.

 

Tenemos que convencemos que el hombre, a pesar de sus apariencias, es muy sensible a los testimonios y a menudo espera ser invitado a entrar en el espacio de la comunión humana que es el espacio de Dios. Debemos presentar como alternativa nuestra cultura de la hospitalidad a la cultura de la hostilidad, que no sólo domina la relación entre los pueblos, las naciones y las etnias, sino también las relaciones interpersonales. Tenemos que demostrar una nueva capacidad de acogida, crear comunidades de fe abiertas, que sean una invitación a todas las personas con las que nos relacionamos: enfermos, familiares, colaboradores, amigos. Cada Centro debería ser una pequeña Iglesia doméstica capaz de crear la comunión cristiana en la que la alegría del uno es la del otro y el dolor del uno es el dolor del otro.

 

Hoy más que nunca, en las relaciones humanas, el Hermano de San Juan de Dios está llamado a ser testigo de Dios "amante de la vida" (Sab 11, 26) que se mezcla entre su gente y con su presencia hace acogedora la tierra, y al hombre, verdaderamente hombre.

 

5.

Entramos en el 2.000 con un nuevo sentido de la Hospitalidad.

 

El año 2.000 nos abre al tercer milenio. Eso ha hecho que ante los planteamientos de futuro, se haya hecho alusión muchas veces a esta fecha no solamente como ffn de un siglo sino como el momento que nos abre a un nuevo milenio de la historia de la humanidad.

Distintas intervenciones políticas, culturales y sociales; el Magisterio de la Iglesia; nosotros mismos hemos tenido una reflexión ya varias veces citada: "La Hospitalidad de los Hermanos de San Juan de Dios hacia el año 2.000". Si bien el suceder del tiempo es continuo, todo nos presenta el 2.000 como un momento que nos abre a una realidad diferente.

 

El Capítulo de 1994 tiene como perspectiva la misma realidad. Haciendo un balance de lo que hán supuesto para la Orden estos 30 años, desde que finalizó el Concilio, queremos entrar en el 2.000 con un nuevo impulso, con una nueva visión de la hospitalidad. Nos lo proponemos con realismo, quiere decir, que asumimos todo el esfuerzo que se ha realizado en nuestra historia reciente por dar respuestas nuevas a las exigencias de nuestra sociedad, con sus aciertos y con sus errores, pero queremos, asumiendo el sentido de la nueva Evangelización, dar aun nuevo sentido al ser y al ejercicio de la Hospitalidad.

 

5.1.

Rasgos de la sociedad en la que vamos a vivir.

La sociedad de finales del siglo XX es dinámica, cambiante. En los últimos cincuenta años se han producido los mayores cambios, en cantidad y calidad, en la historia de la Humanidad.

 

Estos cambjos tan rápidos y profundos han transformado nuestra existencia personal y social, así como también el entorno. Características de este cambio han sido: la producción en serie, un gran auge de las comunicaciones, la uniformización (de procedimientos, de salarios, del habitat, etc.), el gigantismo (en fábricas, hospitales, etc.) y la concentración del poder.

 

Los individuos y las sociedades se han beneficiado de estos cambios, por ejemplo, en lo que respecta a las condi~iones y a la expectativa de vida. El avance tecnológico actual apunta hacia un estilo más evolucionado de utilización de los recursos: surge la industria "ecológica", se incrementa la electrónica, la informática, la biotecnología, las cuales serán las que rijan las formas de producción y las condiciones de vida en el inmediato futuro. No obstante, estadística mente, la mayor parte de la población del universo no ha accedido a las posibilidades que esta sociedad industrializada presenta, viviendo en condiciones inhumanas, estando según estudios recientes en peor condiciones que hace 30 años.

 

Estos contrastes plantean un reto a nuestra Hospitalidad, ya que por una parte nos exigen actualización, profundización ético-religiosa yadecuación permanente de nuestra misión y por otra, estar atentos, desde nuestra dimensión profética, a las situaciones en las que la mayoría de los hombres están viviendo.

 

Como hemos dicho en ei capítulo IV, una de las consecuencias de los cambios del siglo XX ha sido la desintegración del hombre y la pérdida de interioridad; al mismo tiempo se nota actualmente un anhelo de trascendencia. El espectacular avance tecnológico requiere otro no menor' en el nivel espiritual y ético.

 

Por otra parte, los valores tradicionales han experimentado un vuelco total. El consumismo se ha tornado universal; la sociedad de la imagen atrae y modela conductas; la,multiplicidad de opciones ha redimensionado el valor del individuo y de su libertad. Los nuevos valores y antivalores también generan cambios -conscientes o inconscientes- en nuestro estilo de vida y misión, que tendrá que ser repensado y evaluado a la luz del Evangelio y del Carisma, para ser fermento y luz del mundo en el que vivimos.

 

Estos y otros hechos están pidiendo a la Orden el saber leer y discernir los nuevos signos de los tiempos. Los Centros de la Orden deberían jugar un papel más incisivo en la formación de la opinión pública.

 

5.2.

Sentido

de la nueva hospitalidad. \

Como hemos dicho ya, cuando el Magisterio habla de nueva Evangelización no se refiere al contenido de la misma, que es idéntico desde la fundación de la Iglesia: la salvación de Jesucristo, sino a los nuevos métodos de presentación, para las nuevas situaciones en que está viviendo el hombre.

Con este sentido hablamos de nueva' hospitalidad:

.

La Orden quiere encamar el estilo de Juan de Dios en el ejercicio de la hospitalidad. Si fuéramos como él, tendríamos el ser que le caracterizó, su fuerza en el actuar y no necesitaríamos haplar de una nueva hospitalidad.

.

La Orden quiere dar respuesta a las nuevas necesidades, con la impronta de Juan de Dios, por lo que está llamada a vivir la hospitalidad de forma renovada.

Planteamos en el Capítulo la posibilidad de una nueva hospitalidad es hacemos, toda la Orden, Hermanos y Colaboradores, una llamada a renovar nuestro ser como Hospitalarios, respondiendo a las necesidades del hombre que sufre.

Consideramos válida la invitación que nos hizo el Concilio de volver a las Fuentes, tanto del Evangelio como del Fundador. Desde ambos.

nuestra hospitalidad puede tomar una dimensión nueva. Consideramos válida también, la necesidad de leer los signos de los tiempos en clave de hospitalidad. Sólo así adecuaremos nuestras respuestas a lo que el hombre de hoy espera de nosotros como Hospitalarios.

 

5.3.

Exigencias

,de la nueva Evangelización que tenemos que hacer.

 

Después de haber clarificado la íntima relación entre nueva evangelización y nueva hospitalidad, quere~ mos ahora examinar más dé cerca las exigencias concretas que aquella nos propone. Teniendo presente Cuanto hemos dicho en el capítulo IV, nos permitimos llamar la atención sobre los siguientes puntos:

 

.

Identidad

Como consagrados a la hospitalidad tenemos que manifestar claramente que somos cristianos y religiosos, conscientes de que el mensaje evangélico lleva en sí mismo la imperiosa necesidad de comunicarlo a los demás; el Santo Padre a este propósito habla de un nuevo ardor en el evangelizador, a quien nada le puede hacer callar. .

.

Consciencia

Debemos ser conscientes de que el hombre de hoy, a pesar de que se proclame indiferente o arreligioso, conserva en lo profundo una gran sensibilidad por el más allá, por Dios. A este hombre debemos aprender a hablar con un lenguaje sin generalizaciones o simplificaciones indebidas.

.

Testimonio

El mensaje cristiano, a pesar de que se sirve como vehículo de la palabra, tiene necesidad para ser creíble, de estar encarnado en personas que viven el Evangelio. El carisma de la hospitalidad nos abre como testigos de Cristo un espacio privilegiado.

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Inculturación y universalidad

Tenemos que hacer nuestros los conocimientos de la antropología y de la etnología para ir con gran respeto al encuentro de las culturas en las que queremos hacer presente la misericordia de Dios a través de nuestro carisma. Debe inspiramos un auténtico espíritu universal que abrace la entera familia hospitalaria -religiosos, colaboradores y amigosy que promueva una cultura del diálogo y de la solidaridad entre los pueblos.

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Humanización y técnica

Tenemos que ha~r un justo uso de la técnica, apreciando sus conquistas, indicando sus límites y promoviendo su aplicación de forma humanizada para un buen ejercicio de la hospitalidad.

.

Promoción humana

Hemos de hacer que nuestro compromiso por el hombre enfermo, pobre, marginado y su crecimiento interior, asuma claramente el valor de la salud-salvación de Cristo y evitar el consideramos como Centros Sociosanitarios sólo o prevalentemente desde la dimensión de la utilidad social.

.

Contacto personal

El hombre de hoy sufre cada vez más

"de una gran soledad, de un angustioso vaciamiento interior, de un gran anonimato. Por esto debemos, además de hacerle sentir nuestra comprensión y cercanía, ofrecerle auténticas relaciones tanto en el plano humano como en el espiritual y pastoral.

Las nuevas respuestas a la Evangelización nos están exigiendo "refun

dar" la Orden en los albores del Tercer Milenio, permaneciendo dóciles y abiertos a la acción del Espíritu que eonstantemente nos está presentando nuevos caminos. Se trata de estar atentos a su voz, expresada en el clamor de los nuevos necesitados.

 

 

5.4.

La nueva hospitalidad: Exigencias

en nuestra vida de fe.

Nos sentimos privilegiados por Dios porque se nos ha manifestado de forma especial/llamándonos a vivir nuestra historia personal de~de la fe. Una fe que se manifiesta cada día de nuestra vida a través de las obras. Una fe que debe llevar como respuesta el compromiso desde lo que hemos denominado la nueva hospitalidad.

Juan de Dios sabemos que dedicaba grandes espacios a la oración, Eucaristía, Penitencia, Rosario, otras oraciones vocales, meditación de la Pasión de .Cristo, diálogos con el Señor, entre otras cosas para hacerle encomiendas, etc. Pero además lo vemos con un talante evangélico, transformado en su ser, armónico, serenado, como fruto de la oración. Con unas actitudes en la hospitalidad que surgen de su identificación con el proyecto evangélico. Valoramos su confianza en Dios, cómo ve en todo su Providencia. Valoramos su capacidad de intuir su presencia en todas partes, sobre

 

tOdo donde se realiza el amor. Valoramos el estar dispuesto a hacer cualquier cosa que se le pida por amor a Dios. Esto nos demuestra cómo Juan de Dios fue capaz de

presentar una nueva hospitalidad,

distinta de la que se estabaejerciendo, desde la experiencia en la fe del amor de Dios.

Desde Juan de Dios, nos sentimos llamados a vivir la hospitalidad con un espíritu nuevo. No siempre hemos sido capaces de hacerlo por nuestra limitación Y somos conscientes que nos ayudará a conseguirlo la oración, una oración encamada en la vida, que nos haga estar con los enfermos y los necesitados desde la sintonía de Dios. Como lo hizo Juan de Dios.

 

5.4.1.

Cultivamos nuestra vida de fe desde la comunidad.

La fe es un don, pero es un don que se debe aceptar, que hay que sostener, que hay que cultivar. En este proceso interviene la actitud de la persona frente al ser de Dios, pero intervienen también factores externos como son: la formación teológica y espiritual, las expresiones litúrgicas, nuestro mismo ser llamados a vivir en comunidad. Por tanto nuestra fe exige:

.

purificar constantemente nuestra actitud de ser orantes, de personas que aceptan a Dios como el ser fundamentante de su vida.

l

.

potenciar una formación teológico-espiritual en todos los campos y actualizarla a través de una formación permanente para sostener y cultivar nuestra dimensión de fe.

.

cuidar nuestras expresiones litúrgicas, para que sean momentos fuertes de encuentro de la Comunidad con Cristo, a través de su presencia por los signos que celebramos.

.

sostener el principío evangélico de la reconciliación fraterna, como realidad imprescindible para participar en las celebraciones comunitarias, que favorecerá así mismo la fratemidad en la comunidad y la forma de vivir en el apostolado la nueva hospitalidad.

.

el no excusar con ligereza la participación en todas las expresiones comunitarias de oración y fomentar así la común unión entre los hermanos y de los hermanos con Dios.

 

5.4.2.

Oración personal

y experiencia de Dios.

Somos convocados en la Iglesia a vivir en comunidad. En la base de todo ello hay un planteamiento personal. Es Dios quien te invita. Eres tu, soy yo qui~n responde a un proyecto que realizamos con los demás. De ahí la importancia de

 

 

dedicar espacio a la oración personal, al encuentro con Dios, a la experiencia de Dios. Consideramos que gran parte de la fuerza de la hospitalidad de Juan de Dios fue provocada por sus encuentros personales con Cristo en la oración. Por tanto:

.

una buena respuesta a la llamada que hemos recibido de Dios, exige fomentar el encuentro personal con El a través de la oración.

.

pensamos que no es tanto el cumplir la hora de oración personal de la que nos hablan nuestras Constituciones, sino que fomentándola, lo que queremos es facilitar el encuentro personal de

cada uno de nosotros con Dios.

.

el clima vivo de una osmosis de comunicación personal en la oración con el Señor, es necesario como presupuesto para realizar la oración comunitaria.

.

solamente en una disposición personal se puede dar ~a posibilidad de caminar en la presencia de Dios y de hacer una lectura desde la fe de los acontecimien

tos de la vida.            .


5.4.3.

El sufrimiento

de las personas,

camino para el encuentro con Dios.

 

En la introducción de la ~'Salvifici doloris" número 3 Juan Pablo 11 toma un pensamientQ de su encíclica "Redemptor hominis", que ya hemos citado anteriormente: en Cristo cada hombre se convierte en camino de la Iglesia. Haciendo una aplicación después afirma: Se puede decir que el hombre se convierte de modo particular en camino de la Iglesia cuando en su vida entra el sufrimiento.

 

No vamos a entrar en el tema de la presencia del mal, de la enfermedad y de la muerte en el mundo. Lo dejamos en el ámbito del misterio. Lo damos como una realidad inherente a nuestra condición de seres limitados. Juan Pablo 11 presenta el sufrimiento como una realidad catequética de cara a los hombres (SO 12), a los que to padecen y a quienes les rodeamos, para comprender el verdadero sentido de la existencia (SO 29).

El sufrimiento de las personas siempre lleva a la pregunta sobre lás causas ¿por qué? Según como lo vivan tiene una doble dimensión. O bien se puede llegar desde el agnosticismo a la vivencia de múltiples frustraciones y conflictos, e incluso a la misma negación de Dios (SO 9), o bien como sostiene la tesis de la encíclica, puede ser causa del encuentro con Dios (SO 27).

 

Nosotros, llamados al ejercicio de la hospitalidad, llamados al encuentro con el pobre, necesitado, enfermo, persona que sufre, tenemos que conocer ambas realidades, para que desde una presencia oportuna, podamos aportar luz en cada una de las situaciones Y en la medida de lo posible ayudemos a las personas a encontrarse con Dios.

 

Como dice dicha encíclica cuando se asume propiamente el sufrimiento en la vida, más que una respuesta abstracta, la realidad del sufrimiento, es ante todo una llamada, una vocación (SO 26), Añadimos, en la que no se puede elegir ante el ser o no enfermo, pero sí se puede optar en cuanto a la forma cómo se asume, el estar en el mundo desde esa condición.

 

5.4.4.

Como Juan de Dios,

con Dios y con el hombre.

Ser hermano de San Juan de Dios, es un reto. Es un proyecto,de asemejamos cuanto más podamos a él. De identificamos con la forma como vivió y como expresó su vida en el servicio a los enfermos. Cada uno desde nuestra personalidad. No podemos eliminar los códigos que nos definen, pero estamos llamados a acercamos, en la medida de lo posible, al perfil de hermano de Juan de Dios, como él trató de identificarse

con el perfil de Cristo, manifestación de la misericordia del Padre; así dicen nuestras Constituciones en el Acta fundacional: "impulsado por el Espíritu Santo y transformado interiormente por el amor misericordioso del Padre, vivió en peñecta unidad el amor a Dios y al prójimo" (Const. 1).

Realmente el proyecto de Dios lleva siempre consigo el entrar en el ser del hombre. El proyecto del verdadero hombre, lleva inherente el estar abierto a Dios, el dejarle un espacio en su ser. Para Juan de Dios fue claro; de ahí la necesidad de trasmitirlo a sus semejantes, respetándoles su sentir, pero sabiendo que en Dios encontrarían, los pobres y enfermos, el auténtico sentido de su vida.

 

El planteamiento de la nueva hospitalidad y las exigencias de conversión y renovación de la doctrina conciliar, nos llevan a vivir bien nuestra fe, de forma testificante, apostando sin divisiones por Dios y por el hombre. Desde Dios, tratando de estar cerca del hombre, sobre todo cuando se encuentra necesitado.

 

5.5.

La nueva hospitalidad: Exigencias en nuestro ser comunidades.

Queremos responder a las exigencias de la Nueva Evangelización en la nueva hospitalidad. Sus implicaciones nos van a llevar a la creación de una nueva forma de ser comunidad. No queremos en ningún momento olvidamos de nuestra realidad, cómo están las Provincias, cuales son nuestra Comunidades. Para ellas va presentado este planteamiento.

Nos damos cuenta que nos encontramos en una situación, en que debido a varias causas, las vocaciones en las sociedades occidentales son escasas. Por tanto consideramos imprescindible el hacer constantemente apelo a la lIamad.a dentro de nuestras comunidades, porque desde su vida debe venir la mayor fuerza testimonial para atraer nuevas vocaciones. Lo cual no quiere decir que a través de otros medios se promueva la presencia de la llamada del Señor.

 

La nueva hospitalidad va a llevar consigo el que la comunidad viva verdaderamente la fraternidad, el que esté abierta a los Colaboradores y Enfermos, el que realice un crecimiento a través de la oración y la formación, el que sea garante del Carisma y alma de nuestras Obras, el que realmente se transforme en Escuela de Hospitalidad.

 

5.5.1.

Comunidades de Vida.

Nuestras Constituciones al iniciar el Capítulo de la ComUnidad, afirman que siguiendo el espíritu de la Iglesia primitiva, en la cual los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma y compartían cuanto poseían, demostramos al mundo que la convivencia humana es posible (Const. 26).

 

Puede ser una presentación demasiado espiritualista, sabemos que en la Iglesia primitiva existían dificultades, pero lo que queremos revalidar con .ello es que estamos llamados a ser Comunidades de vida. La teología de la Vída Religiosa postconciliar ha insistido mucho en ello. Somos .comunidades en misión pero no nos podemos perder en el hacer. La nueva hospitalidad, exige el que seamos comunidades de vida, que son testimonio de comunión en un mundo dividido, comunidades que viven la fraternidad como hermanos y que hermanan los ambientes en los que se encuentran.

 

Por tanto, creemos que para ser Comunidades de vida necesitamos:

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estar cada uno de los hermanos comprometidos en un proceso de crecimiento personal, basado en los dones que Dios nos ha dado, tratando de superar las limitaciones y teniendo como perspectiva el bien común.

.

ser cada uno de los hermanos conscientes de que formamos una comunidad, por lo tanto responsables de su construcción, de su crecimiento, de la dedicación de tiempos para la misma, de la necesidad de participar en sus manifestaciones.

 

.

dedicar cada uno' de los hermanos momentos al estudio y profundización de las exigencias humanas, teológicas, espirituales y profesionales de nuestra vocación, para poder responder con acierto a las exigencias de nuestro apostolado.

.

promover como estilo de nuestra vida, la apertura, el diálogo, la capacidad de escucha, el respeto a los demás, la colaboración, la actitud de servicio, la sencillez, la simplicidad.

.

crear conciencia de pertenencia a la comunidad, establecer lazos entre los hermanos que brotan de ~a verdadera amistad, siendo apoyo y sostén los unos de los otros en cualquier situación, abiertos a la reconciliación cuando sea necesario y verdaderamente unidos en la misión común.

.

fomentar el espíritu de fe. Somos una'comunidad humana y todo lo verdaderamente humano nos enriquece, pero conscientes de que Dios está en medio de nosotros, por lo que dedicamos espacios fuertes a la oración y caminamos en la presencia del Señor.

.

vivir sintiéndonos en misión, con una reciprocidad en la comunicación con, los Colaboradores, con los enfermos, necesitados y todo su entorno. Tendremos así un enriquecimiento mutuo y creamos una verdadera Alianza en el apostolado.

 

5.5.2.

Instrumentos válidos para el fomento

de nuestro ser comunidad.

Hemos hablado del adjetivo Nueva aplicado a la Evangelización, porque siendo el contenido el mismo, varía en la forma y en los medios de presentarse.

La nueva hospitalidad lleva consigo el usar instrumentos para el fomento de nuestro ser comunidades vivas. Algunos son los de siempre, otros son nuevos. Todos ellos deben ser usados para fomentar el nuevo estilo de vida que requiere la hospitalidad del tercer milenio.

Por tanto como elementos indispensables para el crecimiento de la comunidad proponemos:

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la lectura y la meditación de las Constituciones, que nos hará más conscientes del ideal de vida que hemos abrazado. Ellas como hemos dicho son para nosotros el Evangelio en clave de Carisma.

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el contacto permanente con Juan de Dios, que cuando ya vivía con los primeros compañeros, fue capaz de establecer con ellos una verdadera comunidad de vida, en función de una verdadera hospitalidad.

 

.

la celebración de la Liturgia y la oración de la comunidad como momentos de comunicación con el Padre, como miembros de la Iglesia convocados a formar comunidad.

.

el proyecto de vida, expresión de cómo quiere vivir la comunidad de forma concreta su vocación, cuya elaboración y evaluación, nos hacen estar siempre pen

. dientes de nuestra respuesta a la llamada del Señor.

.

la formación permar;1ente, según las necesidades personales, pero siguiendo así mismo los programas comunitarios, para estar en la medida de nuestras posibilidades a la altura de nuestro apostolado.

.

el encuentro comunitario a través de la Reunión de Familia, de la recreación, de las comidas, de la acogida a personas amigas de un miembro o de toda la comunidad, como momentos importantes de expresión de la comunidad.

.

la Misión o tarea apostólica, como elemento cohesionante, que debe de centrar y dar vida a la comunidad.

 

5.5.3.

La Universalidad

como elemento esencial de la Comunidad.

Una actitud que nos debe caracterizar comp comunidades de la nueva hospitalidad es la universalidad.

Somos ciudadanos del mundo, estamos en una época con gran facilidad para la comunicación, la Orden se encuentra actualmente en 45 países: Todo son elementos que nos abren a la universalidad.

Por otra parte, existen expresiones que la imposibilitan: la defensa de la propia identidad; la tradición vivida; el afianzamiento en principios accidentales, que sin damos cuenta los hacemos fundamentales; el dejamos llevar por planteamientos egocéntricos y ególatras arrastrados por criterios deformados de nuestra sociedad.

No obstante ello creemos que la nueva hospitalidad necesita casi esencialmente de la universalidad. Por tanto:

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exige abrimos "ec!lménicamente al diálogo interreligioso", es decir, estar abiertos universalmente al hermano, fomentando esta apertura a través de un verdadero diálogo en el seno de la comunidad.

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exige desde mi cultura, estar abierto a la cultura de mis hermanos, a las diversas culturas, confrontándonos con otras comunidades de la Orden en el mundo, creando algunas comunidades formadas por hermanos de diversos países, a fin de descubrir los elementos de universalidad.

.

exige establecer una apertura correcta a la mujer, cuya presencia ha enriquecido de sensibilidad nuestros Centros y cuya acción es muy eficaz en el ejercicio del carisma.

.

exige ser cada vez más conscientes de las necesidades de los demás, llegando a establecer criterios para compartir los bienes con que hemos sido enriquecidos, no solamente a nivel de nuestras comunidades apostólicas, sino también de exigencias de la sociedad.

.

nos lleva a planteamos la nueva hospitalidad como una exigencia de salud para todos, de la que nuestras comunidades deben de hacerse promotoras.

 

Solamente de esta forma, suscitaremos un sentido de unidad en la hospitalidad y de universalidad en la vida comunitaria, que nos hará conscientes de que 'pertenecemos a una única gran familia hospitalaria. La Nueva Hospitalidad exige mirar a la Orden con ojos de fraternidad universal, por encima de los límites de nuestras Provincias.

 

5.5.4.

Comunidades para la nueva hospitalidad.

El rol a desempeñar.

 

Todo cuanto hemos ido apuntando lo hemos hecho en función de nuestras Comunidades llamadas, con la entrada en el Tercer Milenio, a vivir desde la exigencia de la Nueva Evangelización, la Nueva Hospitalidad.

 

Pensamos que superando las dificultades que hemos encontrado en la praxis, que a veces nos han hecho perder la ilusión en la construcción

- de la verdadera comunidad, seremos capaces de vivir la Comunidad desde la aventura de la nueva hospitalidad.

Los aspectos que hemos señalado en este apartado 5.5 se consideran objetivos a tener presente, con el fin de intentar ponerlos en práctica poco a poco.

Tenemos el convencimiento que mucho depende de una actitud interior, del creer o no creer en esta posibilidad. Desafiemos nuestro ateísmo al respecto. Sólo los que son providentes como Juan de Dios, los que creen contra toda esperanza podrán entrar en el Tercer Milenio abiertos a la Nueva Hospitalidad. Como Israel, si no estamos abiertos al Señor, corremos el riesgo de no entrar en la Tierra Prometida.

 

Esta perspectiva es válida, para todas y cada una de nuestras comunidades. Algunas de ellas, las exigencias de la nueva hospitalidad les permitirá vivir en los mismos lugares que hasta ahora. El tener presente todo cuanto hasta -aquí hemos dicho sobre la comunidad, les va a posibilitar correr la aventura de ser fieles al futuro.

 

Otras, estarán más marcadas por el signo de la modernidad, lo que les exigirá desde una fuerza nuclear, vivir la expresión de la hospitalidad en distintos lugares y con personas diversas a las que constituyen su comunidad. Hay que tener en cuenta que si bien hay exigencias que pueden dispersamos, son más fuertes los lazos que nos unen. Hemos de ser sinceros en la búsqueda de los momentos en los que estos lazos se expresan y se acrecientan.

 

Podemos pensar también, como exigencia de la nueva hospitalidad en la posibilidad de que los hermanos y colaboradores, respetando la identidad de cada uno, compartan las distintas facetas de la vida. Portanto, no sólo relacionadas con la misión y el trabajo, sino la celebración de la fe y el crecimiento en la fraternidad, lo que llevaría consigo compartir momentos de oración y el enriquecimiento en unas relaciones interpersonales, que favorezcan y estimulen crecer en el amor y en la donación a los demás.

En todo momento, nuestras comunidades deben ser expresión del carisma de la hospitalidad con el que han sido enriquecidas y si se encuentran en una obra propia o a ellas

encomendada, deben ser garantía de que la asistencia a los enfermos se realiza bajo el espíritu de Juan de Dios.

 

Nuestro anterior P. General presentó un modelo que definía el rol de la Comunidad en los Centros, como guía moral, conciencia crítica, anticipadora y con sentido profético. Es un modelo, pero que expresa un salto cualitativo en la forma de saber estqr

en el servicio a los enfermos. La nueva hospitalidad nos pide ese salto cualitativo. Sin miedo, dispongámonos a darlo, porque sólo asíresponderemos a las necesidades de nuestro tiempo, dando a nuestra vida toda su fuerza apostólica.

 

5.6.

La nueva hospitalidad: Exigencias en nuestra vida apostólica.

El sentido auténtico de nuestra vida es hacer presente a Cristo en nuestro apostolado de caridad, que nos invita a dedicar toda nuestra existencia a la evangelización de los pobres y de los enfermos (Const. 41).

A la luz de la nueva evangelización la Iglesia hoy, en orden a la nueva Hospitalidad, nos invita a ver:

.

si nuestro apostolado tiene en todas.sus expresiones un auténtico sentido evangelizador;

 

.

en qué medida nuestras comunidades en sus acciones apostólicas son conscientes de su rol evangelizador;

.

hasta qué punto somos conscientes, como hermanos, de nuestra dimensión de testigos del Evangelio;

.

en qué medida sabemos ser animadores fundamentados en el Evangelio Y al mismo tiempo sensibles a las ciencias humanas y organizativas;

.

hasta qué punto tenemos el espacio de libertad, flexibilidad y creatividad para responder desde nuestras realidades a las necesidades puntuales de nuestran sociedad.

.

hasta qué punto hemos conseguido armonizar la dimensión apostólica.con la dimensión contemplativa de nuestra vida.

 

5.6.1.

Lugares y acciones, con especial sentido evangélico.

San Juan de Dios inició su obra en Granada prácticamente en la calle. Sin medios'consiguió fascinar personas sensibles que con su generosidad le permitieron abrir un primer lugar protegido, "abierto a todos" (SJD, 28 Carta a Gutierrez Lasso, n. 5).

 

Desde entonces, San Juan de Dios, sus primeros compañeros y la Orden a lo largo de su historia, se han apoyado siempre en obras estables, no obstante, no han dejado nunca de estar abiertos a las necesidades puntuales interviniendo oportunamente en situaciones concretas (guerras, epidemias, calamidades naturales, etc.).

Como los Hermanos que nos precedieron nosotros estamos llamados hay, bajo el estímulo de la Nueva Evangelización, a beber de la inagotable riqueza de nuestro carisma, respondiendo con creatividad y ardor renovado a las necesidades del hombre de nuestro tiempo.

 

Teniendo en cuenta la variedad de formas a través de las cuales la Orden hoy, expresa el carisma, nos parece que existen algunos campos que en la perspectiva de la nueva Hospitalidad, son signos evangélicos especialmente significativos:

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Las personas "sin techo":

como expresión de la dimensión de gratuidad, casi negada en nuestra sociedad de la eficiencia y de la productividad.

.

los enfermos en fase terminal: como lugares que señalan el valor de la vida en el momento de la muerte.

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Los enfermos de SIDA:

para contrastar miedos y prejuicios irracionales.

 

.

los toxicod'ependientes:

para amar al hombre que no se sabe amar.

.

los emigrantes:

para acoger a Jesús extranjero como genuina expresión de la Hospitalidad.

.

los ancianos:

para afirmar el valor de la vida en su globalidad.

.

las personas en condiciones de enfermedad y limitaciones crónicas:

como expresión del valor y dignidad de la persona humana.

Todos los lugares donde exista pobreza, enfermedad, sufrimiento son privilegiados para que nosotros, Hermanos de San Juan de Dios, ejercitemos y vivamos el Evangelio de la misericordia.

 

5.6.2.

Unidos a los colaboradores en la misión.

Partiendo de la apertura fundamental que el Vaticano 11 ha realizado hacia los laicos e iluminados por la Christifideles Laici, la Orden ha construido progresivamente una relación con nuestros Colaboradores que ha llamado "Alianza".

Teniendo presente la especial capacidad de nuestro Fundador de rodearse de personas, las más diversas, y de valorizarlas con espíritu

r

evangélico, nosotros ante la multitud y la variedad de personas con las que compartimos la misión de servicio a los enfermos, somos conscientes de la responsabilidad de trasmitirles los valores de nuestra renovada !",!ospitalidad.

Movidos por el documento "Hermanos y Colaboradores unidos para servir y promover la vida", a la luz de la nueva evangelización y, de la nueva hospitalidad nos parece poder afirmar que:

.

existe un nivel en el que tenemos la posibilidad de encontramos con todos los Colaboradores, independientemente de sus creencias, que definimos como el nivel del servicio común al hombre. Respetando toda convicción, es nuestro deber desarrollar también aquí nuestra ac:ción evangelizadora.

.

tenemos una especial responsabilidad hacia aquellos con los que compartimos la fe, de mantener vivo su espíritu evangélico y de formar juntos la Iglesia hospitalaria, que podemos también definir como nuestra Iglesia doméstica,

.

hemos de saber valorar cada vez má!) la aportación de los Colaboradores que ha enriquecido y sigue enriqueciendo la historia de la Hospitalidad. Tenemos que ser muy atentos a la preparación humana y profesional de los mismos, sobre todo de aquellos que se encuentran con mayor responsabilidad en los Centros, con programas específicos de formación, concebidos y promovidos para garantizar la continuidad de los valores de la Orden.

.

en la alianza que hemos proclamado debe de existir espacio para la creación conjunta de proyectos coherentes de Hospitalidad.

.

debemos continuar promoviendo y acoger con gozo a quienes como Voluntarios dedican parte de su tienlPo a aliviar el sufrimiento del prójimo y ser siempre reconocidos con nuestros bienhechores, tanto por su aportación material como espiritual a nuestra misión, conscientes de que tanto voluntarios como bienhechores comparten con nosotros el carisma de San Juan de Dios.

 

5.6.3.

Cultura de la Orden. Principios fundamentales y situaciones concretas.

Aceptando la llamada de la Iglesia a ser cada vez más conscientes de la primacía de la Evangelización, la Or

den al proyectar la nueva Hospitali

dad se siente comprometida a revalidar la identidad confesional de sus Centros Asistenciales, a la luz de lo que nosotros denominamos la "Cultura de la Orden".

En esta óptica la dividimos er. dos ámbitos: filosofía de la Orden con sus valores y sus normas y los objetivos de la Orden a través de los cuales las funciones concretas vienen realizadas según estos valores y estas normas.

Para promover esta cultura, la Orden considera muy importante la formación permanente de los profesionales, así como la preparación del futuro personal asistencial, por lo que ha creado diversas Escuelas de formación y actualización dentro del marco de la nueva Hospitalidad.

Desqrrollamos ahora los elementos correspondientes a la filosofía de la Orden.

Si desde su fundación hace más de 400 años, los Principios Fundamentales que movían y dirigían la acción de la Orden eran vividos, enriquecidos y expresados por los Hermanos, en los últimos tiempos estamos asistiendo a cambios profundos en el mundo de la salud, que unidos a la disminución del número de Hermanos y al importante aumento de los Colaboradores, obligan a servirse de éstos. para trasmitir los principios Fundamentales de que hemos hablado.

 

Por eso, nosotros Hermanos de San Juan de Dios, queremos dar a conocer, de un modo claro y preciso, a todas las personas que están en contacto con nosotros, principalmente a nuestros asistidos y colaboradores, la Filosofía de nuestra actuación, expresada en lo que hemos llamado:

 

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES.

 

l. El enfermo o acogido es lo más importante de nuestra Institución.

 

11. Nuestros Centros Asistenciales son y se definen como Centros Confesionales CATOLlCOS, donde se observan y defienden los Principios Evangélicos y las Leyes de la Iglesia, guiándonos en el ejercicio de la asistencia por la Etica Católica. Además consideramos elemento esencial en la asistencia la dimensión religiosa como oferta de salvación y curación, respetando otros creados y planteamientos de vida.

 

111. Nos definimos como Institución "sin ánimo de lucro". Nuestro modelo asistencial quiere compaginar la ciencia, los avances de la técnica y la humanización, siendo valores que definen nuestros Centros.

 

1. El sentido de competencia profesional y técnica, justicia social y solidaridad con todos los hombres, privilegiando a los más necesitados.

 

2. La búsqueda constante en ofrecer una buena asistencia integral, fundamentalmente humanizada, dando preferenCia a la Carta de Derechos y Deberes del enfermo, de acuerdo a nuestra disponibilidad de recursos.

 

IV. Consideramos a nuestros Colaboradores como el "capital" más importante que tenemos para llevar a buen término nuestra Misión. Por eso, en nuestras relaciones con ellos, nos comprometemos en cumplir y respetar los principios de la justicia social y además queremos compartir nuestro carisma con cuantos se sienten inspirados por el espíritu de san Juan de Dios.

 

V. Siempre que respeten nuestros principios, e~tamos abiertos a la colaboración con organismos tanto de la Iglesia como de la sociedad en el campo de nuestra Misión, atendiendo de manera preferencial a los sectores más abandonados.

 

SITUACIONES CONCRETAS.

Con la Renovación hemos dado ya pasos significativos en esta dirección, que citamos:

.

el compromiso de grupos de colaboradores en el compartir no sólo el trabajo sino también la fe y el carisma.

 

la corresponsabilidad y la delegación de algunas funciones de la gestión de las obras en los colaboradores.

.

la institución de los Comités de Etica.

la aplicación de la doctrina social de la Iglesia en nuestros Centros, con particular atención a las exigencias de justicia, tanto con los trabajadores como con los enfermos.

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un acercamiento a ]a persona enferma inspirado en los principios de la humanización.

.

la valoración y promoción del servicio de Pastoral, en orden a un anuncio claro de la salud-salvación de Cristo.

.

la revisión constante tanto de la cualidad de nuestros servicios como de la eficacia apostólica desde la perspectiva del carisma de San Juan de Dios.

.

una cuestión a la que hemos de ser cada vez más sensibles en el futuro es la ecolÓgica. La Nueva Hospitalidad, coherente con las recientes enseñanzas del Magisterio debe preocuparse de las situaciones ambientales de nuestra tierra. Siendo nuestras estructuras lugares de consumo de los materiales más variados, pOdemos dar signos concretos y significativos de atención al ambiente instituyendo comités para tal fin, privilegiando la utilización de material biodegradable y reciclable y sensibilizando a los Colaboradores a través de Cursos o Seminarios.

 

 

CONCLUSION

 

La Subcomisión elegida para la elaboración del documento considera que ha realizado este trabajo, con muy buena voluntad y consciente de hacer un servicio a la Orden en estos momentos. Con el deseo de que la Renovación que nos pidió el Concilio, continúe en nosotros, con el espíritu de la Nueva Evangelización a través de la Nueva Hospitalidad.

 

Corresponde ahora a los Hermanos y Colaboradores estudiarlo, corregirlo, mejorarlo. Enriquecido, seráobjeto de un nuevo análisis en el Capítulo y dentro de su Programación, se deben crear y aprobar, las Orientaciones prácticas a llevar a efecto a corto y largo plazo, para el Gobierno General, las Provincias, las Comunidades y los Centros Asistenciales, con el fin de responder a las exigencias de la Nueva Hospitalidad.

 

 


 

BIBLIOGRAFIA

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