Chiara Caprini

 

365 TESTIMÓNIOS DE HOSPITALIDAD

Colaboradora

Italia

Chiara Caprini

 

Octubre 1983, tengo cita con un tal Padre Marchesi (más adelante descubro que es el Superior General y que en el proceso de humanización quiere promover una presencia más numerosa y diferente de asistentes sociales en la Isla Tiberina). Conmigo hay una colega, también ella acaba de ser contratada. El Superior con pocas palabras nos invita a apoyar el camino de renovación de la Orden y del Hospital.

 De la entrevista saco la primera respuesta a mis interrogantes, como por ejemplo el motivo por el cual, tras seis años, he decidido dejar el servicio psiquiátrico para el que trabajaba, muy cerca de casa. Un empleo entusiasmante de reinserción de los enfermos psiquiátricos en sus hogares tras el cierre del hospital psiquiátrico de Roma: visitas a domicilio, entrevistas con las familias, un bonito equipo de trabajo. Inconscientemente estoy buscando un empleo que refleje mi ser como persona. La entrevista con el Padre Marchesi me lo deja intuir junto con el Hno. Ramón Ferreró (director sanitario) que consulto a menudo sobre la labor de servicio social que se está desarrollando en el Hospital. Unos cuantos años más tarde, el encuentro con el Hno. Marco me aclara definitivamente lo que siempre he sabido pero que nunca he practicado como debiera. La Hospitalidad nos atañe a todos: operadores y enfermos, hospital y territorio, primeros y últimos. Reevalúo los principios, valores y técnicas del servicio social, entiendo qué forma y qué substancia pueden corresponder al Carisma puesto que el Carisma es lo que impulsa mi profesión.

Hoy reflexiono sobre mi vida/trabajo en el Hospital, sobre los encuentros con los enfermos, con los operadores, entre personas. Circunstancias accidentales aparentemente, que sin embargo me refuerzan en esta pertenencia y espero también para quienes se cruzan en mi camino. 

 

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